Todo sobre Corinna

Ursula Moreno CORRESPONSAL EN ALEMANIA

ESPAÑA

En realidad, su título nobiliario le viene de su exmarido. La mujer que hace unos meses saltó a la actualidad como una buena amiga del rey Juan Carlos, y acapara de nuevo titulares por sus correos con Urdangarin, fue una niña criada en el lujo a la que siempre se le atribuyeron romances con hombres poderosos y adinerados

24 feb 2013 . Actualizado a las 11:58 h.

¿Quién es esa? Así rezaba el titular del tabloide alemán Bild, uno de los pocos en este país que dedicó en su día algún artículo a Corinna, la supuesta compañera del rey Juan Carlos. Fue en el 2012, el annus horribilis del rey, cuando después de la cacería de Botsuana algunos medios aireaban la relación entre la princesa alemana y el monarca español. En enero de ese mismo año la periodista española Pilar Eyre había hecho público un posible romance con una «princesa alemana», en la biografía de la reina Sofía titulada La soledad de una reina.

Respondemos a la pregunta del Bild: esta imponente rubia nació en Fráncfort del Meno, hace 47 años. Se casó dos veces, es madre de dos hijos, adquirió su título nobiliario gracias a su matrimonio, que duró cinco años, con el príncipe Casimiro zu Sayn-Wittgenstein. Una vez divorciada, prefirió conservar el apellido -nunca se sabe para qué puede servir la sangre azul aunque una no la lleve en las venas y haya perdido el título; sobre todo cuando se carece de estudios superiores-, pero se trabaja de asesora para diversas fundaciones y casas reales.

Siempre en las altas esferas

Corinna es hija de un empresario danés, Finn Bönning Larsen, y de una alemana. Nació en el corazón financiero del país, donde su padre trabajaba como ejecutivo para la empresa brasileña de aviación Varig. Este mecenas cultural, conocido en Fráncfort por promover la reconstrucción de la Ópera, falleció hace cuatro años. Él y su esposa Ingrid frecuentaban las altas esferas y llevaban a sus hijos, Corinna y Sven, tres años menor que su hermana, a veranear a Marbella. A los 27 años Corinna se casó con Philip Atkins, con quien tuvo a su primera hija, Natassia, que nació en 1992. El matrimonio con este empresario británico duró ocho años, aunque se separaron después de cinco.

Corinna seguía casada cuando conoció a Gert-Rudolf Flick. Se le atribuye un romance con este multimillonario con residencia en Suiza, nieto del consorcio industrial al que pertenece Mercedes Benz.

En el verano del 2000 se prometió con el príncipe Casimiro zu Sayn-Wittgenstein, once años más joven que ella. Aunque su familia intentó disuadirlo, convencidos de que aquella rubia solo buscaba un título nobiliario, de poco sirvió y en octubre contraían matrimonio. Primero por lo civil en Londres y un año más tarde por lo religioso en Salzburgo. Un enlace que apenas duró cinco años. En el 2002 daba a luz a su hijo Alexander. El padre de Corinna sufría por el «estilo de vida» de su hija, mientras que su madre siempre la defendió.

No son pocos en los círculos de la jet-set que la tachan de «cazadora de fortunas y de títulos», como explicaba hace casi un año el Bild. Hasta ahora había contado con la discreción de los medios, pero desde las fotos de Botsuana, donde la princesa aparece junto al elefante al que teóricamente dio muerte el rey, su relación es «cosa pública».

Aunque ella lo niega, algunos medios aseguran que fue la organizadora de dicha cacería. Al fin y al cabo, trabaja como organizadora de batidas de lujo en la agencia Boss Sporting.

¿Cuándo conoció al rey? Aquí las teorías son muchas. Una de las primeras apariciones públicas de los dos data del 2006, de una visita oficial del rey a Baden-Württemberg, en el sur de Alemania. Aparece en la recepción oficial del primer ministro Günther Öttinger en Stuttgart, tras el rey y compartiendo mesa en la cena organizada por el Gobierno anfitrión. Ese mismo año, en mayo vuelven a cruzarse en la gala de premios de la Fundación Laureus, esta vez en Barcelona. Y, según medios árabes, habría servido al monarca español de consultora en una visita a Arabia Saudí.

Corinna es conocida su afición por la caza y la vela, igual que don Juan Carlos. También se sabe que vive con sus dos hijos en un chalé en Madrid. Los medios alemanes que estos días se hacen eco de las andanzas de Urdangarin y compañía recordaban la «íntima amistad» que uniría al rey y a Corinna.

De cacería

Hace un año, diarios serios como Die Welt recordaban, a la par que los «deslices» de sus yernos, también la «debilidad del monarca por las mujeres». Y concretamente su interés por Corinna, que organizó la accidentada cacería en África que financió un multimillonario sirio con pasaporte de Arabia Saudí y que termina acompañando al rey en su viaje de regreso a Madrid. También informa de una cena con sus tres hijos, antes de salir a Botsuana, en donde les habría confesado su «simpatía por la alemana».

Desde esas fechas no habían vuelto a ocuparse de la monarquía española, excepto a raíz de la abdicación de la reina Beatriz. Entonces varios medios especularon con la idea de que el rey español podría seguir su ejemplo en beneficio del príncipe Felipe. Ni palabra de Corinna. Hasta que llegó la lluvia de correos entre Urdangarin, su exsocio, y la princesa alemana. Y la bella Corinna vuelve a ser noticia, al menos en España. Por que en Alemania el interés por la mal llamada aristocracia es casi nulo.