El PP dice que juntó ayer a 14.000 personas en la plaza de toros de Pontevedra, el mismo lugar en el que en julio colgaron el cartel de «lleno a rebosar» con 12.000. Los números en los mítines, como en las manifestaciones, son tramposos. Son, en todo caso, muchas personas. Una exhibición que ningún otro partido en Galicia (y posiblemente en España) puede. Como tampoco llegar a un 44 % de voto, que es una barbaridad en cualquier escenario, y que es un umbral que puede superar de nuevo el PP, según traduce Sondaxe. Pero si en dos semanas todo eso, el mitin, el 44 % y el baño de masas, no se traduce en 38 escaños como poco, no servirá de nada. Y eso lo sabe bien Alfonso Rueda porque no es su primera campaña.
A la cuarta sin Falcon. El presidente Pedro Sánchez se valió del AVE que estrenó él mismo hace dos años para viajar de Madrid a Ourense y dar un mitin. En su cuarta visita a Galicia en tres semanas —el doble de las veces que vino en todo el año pasado, y las que quedan hasta el día 18— aparcó el Falcon y pilló el tren. Se encargaron sus afines de publicitarlo. Cuando coge el avión no hacen tanta fiesta, de eso se encarga el PP.
Dos deslices de Besteiro. El socialista tuvo un buen día ayer con ese mitin breve, directo y cariñoso que le brindó Sánchez, y con un público entregado. Pero hay que tener cuidado cuando el ambiente es tan estupendo, porque te vienes arriba. Mirando la foto de su cartel lanzó: «Aquí este home, no mellor da súa vida, con algunhas engurras, pero natural. Eu, como son. A min non me fai falta que me maquillen». No hizo falta tampoco que citara a nadie; se sabía de quien hablaba. Pero por si quedaban dudas, Marta Lois lo aclaró y se lo afeó en redes sociales, que es donde se discute ahora: «Unha aperta a Ana Pontón. Hai homes aos que aínda lles molesta que as mulleres fagamos política». Primer desliz de Besteiro. El segundo fue cuando minutos después largó esto de Feijoo: «Terá que ir a algunha terapia». Y ahí fue Íñigo Errejón quien se lo echó en cara: «El señor Feijoo representa un modelo nefasto, pero ir a terapia no es una vergüenza ni una broma contra nadie». Hay que vigilar las chanzas.
Arrinconando a Pontón. El desembarco en Galicia de la Moncloa, Ferraz, Génova y buena parte del Congreso ha arrinconado el discurso del BNG. Y para el Bloque ese es un temor evidente: que la campaña se polarice y que les pase por los lados. Pero, por mucho que lo lamenten en público, saben en privado que no dejarán de venir porque lo que pase en Galicia no se queda solo en Galicia.