Seat, la planta de Volkswagen en Martorell ha dejado de hacer unos 40.000 coches desde enero, Mercedes-Benz en Gasteiz se ha dejado por el camino unos 19.500; y Renault, con factorías en Valladolid, Palencia y Sevilla, ha recortado su previsión de producción mundial en 200.000 coches para este curso.
La consecuencia para el consumidor es que esta crisis está provocando que los plazos de entrega de coches nuevos se sitúen entre los cuatro los y seis meses, cuando lo normal es de uno a tres. «La crisis está lastrando el ritmo de fabricación y provocando un efecto en cadena: el concesionario no tiene stock para atender la demanda y el comprador sufre retrasos de meses en la entrega. Este retraso en la entrega del vehículo nuevo desplaza la demanda al mercado de ocasión», dicen los concesionarios.