La luz se encarece más en las horas baratas

fátima fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El incremento de los precios del mercado mayorista castiga sobre todo al término de energía de la factura doméstica del tramo valle del día, que se ha disparado un 52 % en tres meses

04 sep 2021 . Actualizado a las 09:09 h.

La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, quiso dejar claro el lunes en el Congreso que no se mezclaran conceptos para confundir y alarmar a los consumidores de energía eléctrica y que el mercado mayorista no era lo mismo que la factura de la luz que pagan los clientes. Por tanto, que la segunda no estaba subiendo tanto como lo estaba haciendo el primero, en máximos históricos.

Echando cuentas con los datos oficiales, es cierto que el recibo no se está encareciendo tanto en porcentaje como el precio mayorista, pero tampoco es que le vaya de perlas precisamente. Porque, por mal que le pese a la ministra, el mercado determina buena parte de la factura por decisión del Gobierno, en el 2014, que, de momento, no ha derogado el actual. Y, desde el 1 de junio, pesa más que nunca antes.

Hace tres meses entraron en vigor tres tramos horarios distintos para los consumidores domésticos. El día está dividido en tres franjas, de ocho horas, que van de la más cara (punta), a la más barata (valle), pasando por una de precios intermedios (llana). En cada una de ellas, el término de energía (el que refleja el consumo) cuesta diferente. Y lo hace por el reparto en cada tramo de los denominados costes regulados (técnicamente designados peajes y cargos), con los que los clientes sufragan partidas de política energética como las primas a las renovables o los costes de distribuir y transportar la electricidad.

Los peajes y su peso sobre el recibo eléctrico los fija la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia; los cargos, el Ministerio para la Transición Ecológica. Tanto monta, monta tanto.

Ambos acordaron que, desde el 1 de junio, los costes regulados que componen el término de energía sean más altos en las horas punta, en las que representan entre un 45 % y un 50 %; en las llanas, entre un 25 % y un 30 %; y en las valle, entre un 5 y un 10 %. Todo lo que no son peajes o cargos es coste de la energía consumida estrictamente, que se cuantifica en función de lo que digan los precios de ese mercado mayorista en máximos históricos. Por tanto, este último pesa entre un 50 y un 55 % en el tramo punta; entre un 70 % y un 75 % en el llano; y entre un 90 % y un 95 % en el valle.

Así que si el mercado de electricidad estornuda, como ahora, se resfrían, sobre todo, las horas más baratas del día para consumir energía. Y eso es lo que está pasando, que los tramos llano y valle están anotando incrementos de precios más significativos que el punta. En concreto, entre el 1 de junio y el 3 de septiembre, o sea, en los tres primeros meses de vigencia de la nueva metodología de reparto de los costes regulados por tramos horarios, el término de energía de las horas valle se ha encarecido un 52 %, al pasar de costar 0,1148 euros por kilovatio hora a cotizar a 0,1743.

Esas cantidades, como las que vienen a continuación se pueden consultar en la web de Red Eléctrica de España (REE), y no incluyen impuestos. Tampoco el término de potencia.

Por su parte, el tramo llano está casi un 39 % más caro ahora que hace tres meses; y el punta, un 25 %.

Salvo el relativo a las valle, se trata de porcentajes de incrementos más modestos que el anotado por la electricidad al por mayor en el mercado, que pasó de 86,56 euros el megavatio hora a 137,7, con un alza, por tanto, del 60 %. Así que Ribera tiene razón, pero a medias.

Lo que pasaba hasta junio

¿Solo se pagan peajes y cargos desde junio en la factura de la luz? Pues no. También se abonaban antes, pero los clientes con tarifa general los tenían repartidos por igual en todas las horas. Pesaban en torno a un 40 % del total del recibo. La discriminación horaria también existía, pero en dos períodos distintos a los cuales, en los cuales el reparto de los costes regulados también era desigual.

Competencia y ministerio decidieron penalizar con más costes ajenos al consumo las horas punta precisamente para que fuesen más caras y obligar así a los ciudadanos a modificar sus hábitos de consumo para que descongestionasen el sistema. Así que lo recomendable es trasladar consumo todo lo posible a las horas llanas o valle. El problema es que las más caras coinciden cuando las familias se reúnen en casa después de trabajar y del colegio para cenar. Difícil no consumir.

Los clientes de mercado libre pagan en función de cuándo consumen, pero no lo saben

La oferta de contratos de suministro de electricidad es dispar y abundante, pero las tarifas básicamente se dividen en dos grandes tipos: las de mercado regulado y las del libre. En el primero hay unos once millones de hogares; en el segundo, dieciséis. ¿Principal diferencia? El precio de la energía consumida y el margen de beneficio de la compañía suministradora del servicio (la comercializadora). En el mercado libre, ambas variables quedan al albur del contrato que pacte la empresa con cada cliente. En el regulado, no, están tasadas y fijadas por Competencia y el Gobierno, que decidió que el precio de la energía se determinase en función de un mercado al por mayor regido en teoría por las leyes de la libre competencia. En él, las cotizaciones varían cada hora en función de la oferta que haya y de la demanda, pero también de costes de materias primas como el gas, entre otras muchas variables.

¿Qué pasa con los costes regulados? ¿Quiénes los pagan? Todos los consumidores, estén en el mercado libre o en el regulado. Competencia aclara que todos ellos han pasado a tener desde el 1 de junio peajes y cargos con discriminación horaria. Esto quiere decir que el precio será diferente según el horario de consumo. Así, las compañías que operan en el mercado libre deben liquidar a Competencia los costes regulados recaudados en cada contrato en función de los tramos horarios, pero otra cosa es lo que diga el contrato que tenga suscrito con cada cliente. Y puede decir perfectamente que se les aplica una tarifa plana a un precio establecido igual para todo el día o variable, según las necesidades del cliente. En el libre también lo es el margen de beneficio de cada empresa; en el regulado, no.

El término de potencia

El término de potencia, la otra gran porción que conforma el recibo de la luz, junto con los impuestos, está lleno de costes regulados que varían también según el momento del día, pero de otra manera al del término de energía. Así, si solo se tiene contratada una potencia, se aplica un precio fijo único, preestablecido por los reguladores, para los tramos punta y llano (que aquí se unifican y funcionan como uno solo) y otro, más bajo, para el valle. Lo mismo si se tienen dos potencias diarias distintas (es otra gran novedad del cambio del 1 de junio). No está vinculado al mercado mayorista de electricidad.

Los tramos horarios

  • Punta: de lunes a viernes, salvo festivos, de 10 a 14 y de 18 a 22 horas. El kilovatio hora en este período es un 80 % más caro que el tramo valle y un 70 % que el llano. 
  • Llano: de lunes a viernes, salvo festivos, de 8 a 10, de 14 a 18 y de 22 a 00.00 horas. De precio intermedio.
  •  Valle: de lunes a viernes, de 00.00 a 8 horas, más sábados, domingos y festivos nacionales todo el día. Es el más barato del día.