PSA y Fiat-Chrysler se dan otra oportunidad

M. M. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

REGIS DUVIGNAU

Las dos compañías admiten que negocian una fusión, que la bolsa bendice con fuertes alzas

30 oct 2019 . Actualizado a las 19:30 h.

Estuvieron coqueteando a principios de año. Pero aquella relación no cuajó. La francesa PSA, que tiene en Vigo una de sus fábricas de referencia, había puesto sus ojos hacía algún tiempo en Fiat-Chrysler. Y decidió iniciar el acercamiento. Conversaciones hubo. Pero, la italoamericana acabó dándale calabazas para correr a los brazos de otro. También francés: Renault. Aquello tampoco acabó en matrimonio. Y esta vez fue Fiat la rechazada. Papá Estado no quiso bendecir la unión. «Ha quedado claro que las condiciones políticas en Francia no existen en estos momentos para continuar con éxito», dijo la italoamericana, achacando la ruptura al desinterés del Gobierno francés, accionistas de Renault.

Pues bien, ahora PSA y Fiat han decidido darse una segunda oportunidad. Los dos gigantes de la automoción, cuya unión alumbraría el cuarto mayor fabricante de coches del mundo, con una capitalización -valor de mercado- de 45.000 millones de euros confirmaron ayer el noviazgo. Habrá que ver si esta vez acaba o no en el altar.

Papa Estado vuelve a tener la palabra. No en vano posee el 12 % del capital de PSA. Habrá que escuchar lo que dice. De momento se ha limitado a asegurar que «vigilará especialmente la preservación de la implantación industrial, la gobernanza del grupo resultante, la preservación de los intereses patrimoniales del Banco Público de Inversión (BPI) -a través de que posee las acciones- y el mantenimiento del compromiso para la creación de una red industrial europea de baterías». Poco más.

Con todo, las condiciones apuntadas por el Ejecutivo galo no son muy diferentes de las que puso sobre la mesa en enero, cuando Fiat pidió la mano de Renault. Entonces, el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, impuso cuatro garantías en la marcha de las negociaciones, entre ellas, la protección de las fábricas en Francia, la producción de las futuras baterías europeas para imponerse a China en ese terrno, la defensa de los intereses franceses en la nueva dirección y, en aquel caso, el acuerdo del socio japonés Nissan para la fusión.

Los que sí han hablado alto y claro son los inversores. Que ayer bendijeron la posible fusión con fuertes subidas en bolsa. Rozando el 10 %, en el caso de Fiat; y casi un 5 %, en el de PSA.

Al frente de las negociaciones por parte del grupo galo, su presidente y director ejecutivo Carlos Tavares. Este portugués de 61 años, que también fue ejecutivo de Renault durante la polémica presidencia de Carlos Ghosn, podría convertirse en el consejero delegado del gigante automovilístico en ciernes, mientras que el magnate John Elkann, dueño de FCA, sería su presidente. Así al menos lo han afirmado fuentes cercanas a las negociaciones al Financial Times.

En los nueve primeros meses del año PSA (Peugeot, Citroën, DS, Opel y Vauxhall) y Fiat (Fiat, Alfa Romeo, Jeep y Chrysler) acaparan uno de cada cuatro coches que se matriculan en España.

Reacciones en Vigo

Los trabajadores del Grupo PSA en Vigo se mantienen expectantes ante la evolución que puedan tomar las conversaciones de la directiva con Chrysler Fiat para una fusión que consideran positiva para el grupo, pero que podría tener consecuencias indeseables para el empleo.

«Tenemos la confirmación de las negociaciones y, como el próximo 15 de noviembre tenemos una reunión del Comité Europeo del Grupo PSA, hemos solicitado que allí nos den más detalles», ha dicho a Efe Santiago García Cameselle, secretario general de CC.OO. en la planta viguesa de PSA.

De momento, y en caso de que la fusión se concrete, García Cameselle señala varios aspectos positivos para el grupo, como su posible entrada en el mercado estadounidense, aspiración más fácil de concretar de la mano de Fiat.

De la misma opinión es Víctor Mariño, representante de la CUT, que habla de sinergias en la compra de materias primas, en los contratos con proveedores para abaratar costes o en la unión de diferentes centros de investigación y desarrollo que multiplicarían la fortaleza de un grupo que se convertiría, por ventas, en el cuarto del mundo, justo por delante de General Motors.

Sin embargo, los sindicatos, que ya vivieron la adquisición de Opel por parte de PSA en 2017, temen por el empleo.

«Antes nosotros competíamos con Madrid y las fábricas francesas, ahora competimos para la adquisición de modelos en Vigo con Figueruelas, y hay que ser más baratos, y más eficientes, y siempre nos comparan con Figueruelas y a Figueruelas con nosotros», asegura García Cameselle.

El delegado de CC.OO. teme que esa competencia se pueda volver extrema con la incorporación de las fábricas que Fiat tiene en Turquía, República Checa, Serbia o India.

Los sindicatos, que aseguran que «algo se olían» pero que no se lo terminaban de creer, han vivido una jornada en la que por la factoría han corrido los rumores de la noticia destapada por The Wall Street Journal, que habla de la posible fusión de los dos gigantes.