Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar: «A nosotros nadie nos rescató»

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

PACO RODRÍGUEZ

El directivo considera que el rural gallego ha de mirar al exterior para atender la demanda

10 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Grupo Cajamar lidera la banca cooperativa en España, con 3,4 millones de clientes en 43 provincias. Entró en Galicia en marzo del 2011, con la apertura de una oficina en A Coruña. Y hoy cuenta con sucursales en Ourense, Ferrol y Santiago, esta última recién inaugurada. Eduardo Baamonde (Vilalba, 1964) es su presidente.

-¿Qué distingue a la banca cooperativa?

-Tenemos un 1,4 millones de socios, entre personas físicas y jurídicas, y la mayoría del medio rural. Cajamar es el producto de una fusión de más de 40 cajas rurales; algunas provinciales, como la de Almería, y que lideró el proceso de fusión, y otras locales o autonómicas. ¿Qué nos distingue de la banca convencional? Los socios, que no son accionistas, sino usuarios, clientes. No nos piden rentabilidad, no nos piden dividendos, sino servicios.

-¿Qué papel jugó la grave crisis financiera para alumbrar este proyecto?

-Fue un elemento clave. La crisis animó a muchas cajas a incorporarse, porque se necesitaba dimensión y fortalecer la estructura. Había crecido la morosidad, y de la unión venía la fuerza. La crisis nos afectó a todos. Quizá menos a nosotros, al medio rural, al sector agroalimentario, pero se resintió toda la economía. Nosotros aguantamos la crisis con recursos propios. Se habla del rescate, pero a nosotros nadie nos rescató. Y esto es muy importante: hicimos de nuestra integración nuestra mayor fortaleza para aguantar un horizonte de crisis.

-¿Qué dimensión tienen?

-Contamos con activos por importe de 44.358 millones de euros, y un volumen de negocio gestionado de 76.325 millones; Por su tamaño y volumen de activos somos una de las doce entidades significativas del sistema financiero español, y por eso nos encontramos bajo supervisión directa del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), formado por el Banco Central Europeo y las autoridades nacionales competentes de los países participantes.

-Caixa Rural Galega no forma parte de esta caja de cajas..

-Eso tiene una explicación. Y es que las integraciones vinieron fundamentalmente de la zona mediterránea. Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana.

-¿Aspiran entonces ahora a conquistar el norte?

-El proceso tiene que producirse por convicción, no por imposición. Lo que sí está claro es que el sistema bancario se está reestructurando. Y es un proceso que no ha culminado: las exigencias de los supervisores llevan a tener unas economías de escala que son difíciles de lograr. Nuestras puertas están abiertas. Y tenemos fórmulas flexibles para estar dentro del grupo sin necesidad de que haya una fusión.

-¿Hemos aprendido bien las lecciones que nos dejó la crisis?

-Sí. Ha habido un proceso de selección natural. En empresas y también en el sector financiero. Las entidades se encuentran ahora mucho más profesionalizadas, con menor exposición al riesgo y con mejores controles. Pueden volver tiempos económicos difíciles, sin duda, pero el sector financiero está ahora mucho mejor preparado que antes.

-¿A qué aspiran ustedes en el mercado gallego?

-Aquí ya estábamos. Tenemos cuatro oficinas. Entramos en el 2011 para comprobar hasta qué punto nuestro modelo de negocio tenía cabida aquí. Y ha funcionado. Con solo tres oficinas, tenemos 1.400 socios. En Galicia queremos aportar un elemento diferencial, que es la proximidad con el cliente. Es una noticia que hoy día una entidad abra oficinas, y nosotros lo estamos haciendo. Atender a un cliente significa estar pendiente de su negocio, de las necesidades que puedan ir surgiendo. Somos un instrumento. En esta comunidad entramos en el sector agroalimentario, estamos también en el pesquero y llegamos también al naval. Nos estamos diversificando. Y tenemos experiencia también en el sector del automóvil.

-¿En qué medida le preocupa que la despoblación del rural y la crisis de sus actividades tradicionales suponga una amenaza para el modelo de negocio de Cajamar?

-Este problema no afecta por igual a todo el país. Donde hay rentabilidad, no existe despoblación. En Murcia y en Almería hay jóvenes en las actividades vinculadas a la agricultura. El sector agroalimentario tiene unas potencialidades enormes, porque el mayor reto de la humanidad en los próximos años en la alimentación en el mundo. Según las proyecciones de FAO, en el 2050 las necesidades alimentarias se habrán incrementado un 70 %.

-¿Y cómo ve al medio rural gallego?

-Con mucho futuro. Y muy bien posicionado: sabe hacer productos de muy alta calidad a costes muy razonables. ¿Cuál es entonces su desafío? Atender la creciente demanda exterior, proviniente de África, Asia y Latinoamérica. El rural gallego tiene que internacionalizarse. Y el futuro está ahí. Y eso requiere otra estructura productiva, y combatir el minifundismo.

«Es una noticia que hoy en día una entidad abra oficinas, como hacemos nosotros»