¿De dónde es la miel que compramos?

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

OSCAR CELA

La ley actual deja mezclar producto de varios países, y poner que está fabricada en España

17 ene 2019 . Actualizado a las 13:57 h.

En cualquier supermercado de Galicia, y del resto de España, un ciudadano puede adquirir un bote de miel en cuya etiqueta ponga que es fabricado en España, pero cuyo contenido sea en un 90 % producto de fuera de la UE. Esto es algo que los apicultores llevan ya mucho tiempo denunciando. Tanto es así, que en el verano del 2015 se intentó arreglar el problema. Un nuevo decreto, que reproducía una directiva comunitaria, establecía que, en el caso de que hubiera mezcla de producto procedente de distintos países, la etiqueta del envase podría hacer referencia a que se trataba de «mieles originarias de la UE, no originarias de la Unión Europea o mezcla de mieles originarias y no originarias de la UE».

Los apicultores exigen un etiquetado claro ante la entrada foránea y la caída de precios Un cambio que, para el sector, supuso un avance, pero que consideran insuficiente en el contexto actual, marcado por la entrada de miel de China a bajo precio. Actualmente, en muchos envases, a un cuerpo de letra mucho mayor, aparece inscrito que es un producto fabricado en España, lo que en la mayoría de los casos induce a error a una gran parte de los consumidores, que confunden eso con la denominación Producto de España. Esta es la que se utiliza cuando es miel 100 % del país. Para el sector apícola, este es un asunto de enorme trascendencia, sobre todo si se tiene en cuenta otro dato: un 20 % del producto de fuera de la UE está adulterado con jarabes o edulcorantes. «O consumidor ten que saber qué é o que está mercando porque a normativa comunitaria di claramente que a información alimentaria non debe inducir a erro: e corrixir iso pasa por etiquetar os alimentos de forma clara», explica Jesús Asorey, de la Asociación de Apicultores Gallegos.

Los productores tratan de convencer al ministerio sobre la necesidad de avanzar más en un cambio normativo, una modificación del Real Decreto 1049 /2003 que el Gobierno central anunció a finales del pasado mes de noviembre. Y de momento, no les convence el borrador. ¿Qué pide exactamente el sector? Primero, que en el caso de mieles combinadas, se establezca en el etiquetado de forma clara el porcentaje que se mezcla y el país originario de cada una de ellas.

Pero hay un matiz importante. Se refiere al supuesto de que en un mismo bote haya miel española mezclada con la de terceros países, y cuya presencia sea igual o superior al 50 %. En ese caso, según el sector, la futura regulación debería establecer que la etiqueta diga, claramente, que el origen de la miel es de ese tercer país. Esta es una de las alegaciones presentada al borrador del ministerio. Los apicultores gallegos advierten de que está en juego la viabilidad del sector. «Levamos denunciando a situación do etiquetado dende hai máis de 13 anos: temos unha normativa que é unha anómala caricatura dentro da UE, porque sendo un país punteiro en calidade temos que afrontar unha caída de prezos que é insostenible», subraya Ester Ordóñez, de la Agrupación Apícola de Galicia. La comunidad gallega cuenta con 4.000 productores de miel, de los que 150 viven de esta actividad y están profesionalizados. Se trata de un sector que produce dos millones de kilos a un precio medio de cinco euros, lo que deja unos ingresos en el medio rural de diez millones de euros. En su propuesta para modificar la normativa, los apicultores también quieren que en la etiqueta de los envases se informe al consumidor de si la miel ha sido sometida a pasteurización. Y en ese caso, se diga que es un edulcorante en base a miel. ¿Por qué proponen esto? Según sostiene el sector, es una practica habitual en el mercado (sobre todo en el eslabón que envasa la miel) que se caliente el producto por encima de 45 grados para mejorar su fluidez. Cuando esto ocurre, según los productores, se queman azúcares esenciales, se destruyen la mineralización, las enzimas, las vitaminas, las sustancias grasas, y se desnaturaliza el producto hasta convertirlo en un edulcorante nuevo, que es muy difícil de distinguir sensorialmente de la miel. El sector también demanda que se prohíba la práctica del microfiltrado en las líneas de envasado y distribución, que genera una importante eliminación de polen, lo que impide diferenciar luego el producto de mayor y menor calidad. Los apicultores dicen que así se desnaturaliza la miel y reclaman que el nuevo marco legal recoja la prohibición de esta práctica.