Laura Ros: «El diésel se queda, lo necesitamos»

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

ÓSCAR VÁZQUEZ

«Siempre hemos sido transparentes», dice la directora general de Volkswagen España, que defiende un tipo de IVA reducido para eléctricos e híbridos

16 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Laura Ros (Barcelona, 1970) llegó a la dirección general de Volkswagen España nueve meses antes de que en octubre del 2015 estallara la crisis de las emisiones. Fue un mazazo (10 millones de coches afectados en todo el mundo), pero nunca empañó el brillo de la marca. Sirva como muestra el crecimiento del 4 % alcanzado en el 2017, con 6,2 millones de automóviles vendidos. Ros, licenciada en Administración y Dirección de Empresas, casada y con dos hijos, estuvo ayer en Vigo inaugurando el concesionario que opera Pérez Rumbao, grupo que ha invertido en esta red de instalaciones 11 millones de euros.

-¿Cómo ha podido resistir la marca Volkswagen un golpe como el de las emisiones y seguir vendiendo coches como si nada?

-Somos una marca con mucha historia, con modelos icónicos y muy querida. Hemos intentado ser siempre transparentes, y eso ha ido acompañado de una oferta muy competitiva, que cumple todos los estándares y normativas. Si a esto le sumamos que renovamos el 60 % de nuestra gama el año pasado, el resultado es el que tenemos. Estamos en un buen momento para la marca.

-La marca está fuerte, pero el diésel no tanto. ¿Se acerca su fin?

-Se está hablando de prohibir su acceso a algunas ciudades. Pero esas restricciones se refieren a los diésel antiguos EU3 y EU4 [normas de emisiones]. En ningún caso afecta a los vehículos con la tecnología EU6 que es la que estamos comercializando, y que supone una reducción de las emisiones (NOX) del 84 %, comparado con los antiguos. El diésel no va a desaparecer. Vamos a necesitar de su tecnología para seguir reduciendo emisiones, y vamos a seguir invirtiendo todos los fabricantes en motores diésel y gasolina más eficientes.

-Pero el mercado no lo quiere. Las ventas caen en picado.

-Se nota la caída, pero es porque se toman decisiones más racionales en la compra, dependiendo de la utilidad que se va a dar al vehículo. El diésel se va a quedar, lo necesitamos, sobre todo para el uso intensivo, para flotas de empresas o modelos más pesados como los todocamino, por consumos y ahorros de combustible es más eficiente el diésel. El particular, que es raro que haga más de 15.000 kilómetros al año, seguirá yendo a un gasolina. Esto se va a ir reequilibrando. El ajuste que teníamos que ver ya se ha hecho. Ahora, irán creciendo las nuevas propulsiones.

-¿Cómo irán las ventas del 2018?

-El mercado español va a seguir recuperándose. Las perspectivas económicas siguen siendo muy positivas para este año, y en el parque español hay una necesidad de renovación que va a seguir empujando la demanda.

-¿Sin ayudas a la compra?

-Está funcionando sin ayudas. Pero seguimos teniendo uno de los parques más antiguos de Europa, con más de 12 años, y las ayudas al Gobierno deberían de ir dirigidas a su renovación, por seguridad vial, y por calidad del aire, porque ese parque envejecido emite el 70 % de las partículas contaminantes.

-¿Cómo se retiran todos esos coches sin ayudas?

-La fiscalidad que promueve la UE es gravar más los vehículos que más contaminan e incentivar los menos contaminantes. Una idea sería que pudieran acceder al IVA reducido todos los de bajas emisiones (gas, híbridos o eléctricos).

-¿Un IVA de cuánto?

-Depende, podría ser del 0 % para un eléctrico puro y de un 4 % para una tecnología híbrida.

-Si no bajan más los precios, será difícil que eléctricos o híbridos sean superventas.

-Son más caros porque la tecnología tiene inversiones en investigación que no están amortizadas. Poco a poco entrará en economía de escala, y llegará a un público más mayoritario.

-¿La compra «on-line» y el coche compartido acabarán con los concesionarios?

-Convivirán diferentes formas de venta y de uso. Los concesionarios ya ofrecen experiencias de conducción con realidad virtual, y eso va a más. El coche compartido satisface una demanda real, pero seguirá habiendo demanda del vehículo en propiedad.