En el 2014, Opel consumó las amenazas de cierre de la factoría de Bochum (Alemania) y el despido de 3.000 empleados.
El objetivo de la alianza con Opel es mejorar la rentabilidad y eficiencia operativa de PSA, que se convertiría en el segundo grupo de automoción de Europa, solo por detrás de Volkswagen.