«O cultivo é unha boa fonte de ingresos, pero está ameazado»

j. m. palacios VILALBA / LA VOZ

ECONOMÍA

IVÁN G.CALAZA

Javier Miranda, cosechero de Riotorto, está preocupado por los efectos económicos de la plaga y por la falta de información que sufren los agricultores

08 feb 2017 . Actualizado a las 10:42 h.

Javier Miranda tiene en el municipio lucense de Riotorto una empresa que vende productos agrícolas -patata, cebolla y diversas hortalizas-, pero es también productor. La empresa se creó en el 2013 y tiene actualmente cinco empleados. En un año bueno, dice, la cosecha puede rondar los 250.000 kilos, aunque el 2016 no fue de los más destacados. La preocupación que siente en estos momentos apunta en dos direcciones. La primera está relacionada con los contratiempos económicos: «A pataca é unha boa fonte de ingresos e agora mesmo está ameazada», dice. La segunda tiene que ver con la forma en la que se gestiona la situación: «Non me parece lóxico que un labrego coma min teña que informarse pola prensa», explica.

Recuerda que ya en San Tirso de Abres, municipio del occidente asturiano que limita con Galicia, apareció en septiembre del año pasado este problema, sin que se haya reaccionado. «Para min -dice- é a metade dos ingresos».

El problema, además, es que la cosecha de este año ya estaba en marcha, porque en este y en otros concellos cercanos la patata es temprana y se recoge bastante antes que, por ejemplo, en la Terra Chá. Los planes, no obstante, se han frenado. El abono, procedente de Barcelona, iba a llegar estos días, y se ha parado el envío; la simiente está almacenada en una nave de Xinzo de Limia. Miranda además deja entrever una cierta sensación de desprotección: «Non pintamos nada», sostiene.

Por otra parte, la patata ofrece para el cosechero que es también distribuidor -situación de la que forma parte Miranda- la ventaja de que no tiene que venderse justo después de la cosecha, a diferencia de lo que ocurre con bastantes hortalizas. Miranda explica que, si en ese momento se paga poco, se esperan semanas o meses con la perspectiva de que el precio suba. Esa posibilidad también está amenazada: «Perder un ano de produción é grave», subraya.

De todos modos, no ve imposible que la plaga se controle y que la situación recupere la normalidad, aunque asegura que para ello la Xunta debe facilitar medios a los afectados. Pero añade que, «se cada un anda á súa bóla», la solución resultará complicada.