Un ganadero malpicán opta por «secar» sus animales al superar la cuota asignada
18 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Las vacas de José Pose ya no dan más leche que la que pueden tomar los ocho terneros que son ahora el sostén de la explotación de Pontella. La granja está en uno de los lugares marcadamente agrarios del muy marinero municipio de Malpica. Hasta el 1 de octubre José Pose ordeñaba 32 reses cuya leche vendía a través de Coreber, la principal cooperativa de Bergantiños. Además estaba en el programa de control de Africor. Las suyas eran vacas de lo mejor, las fórmula 1 del sector, con un índice de frenada espectacular, porque en un mes pasaron de mil litros a cero.
En septiembre José Pose ya se había pasado un 30 % de la cuota que tenía asignada. Un problema al que se están enfrentando muchísimos productores gallegos. La cantidad ya era «moi pequena» reconoce y, a pesar de eso, compró vacas, pero no los derechos de producción. ¿Por qué actuó de este modo? «Había poucos cartos», explica el propietario, que debido a la falta de fondos optó por parar su producción. No fue su primera idea, pero fue la que vio más plausible. José Pose explica que se planteó alquilar cuota, como hicieron tantos otros, pero que los 8 céntimos que le pedían por litro le obligaban a pedir un crédito para seguir trabajando. Si el camino del arrendamiento estaba cerrado por falta de dinero, el del pago de la multa aún se hacía más difícil, a razón de 27,83 céntimos por cada litro de más. Hiciera lo que hiciera, Pose se veía abocado al préstamo bancario, por lo que decidió tirar por la vía de en medio.
Sus vacas se quedaron sin la ración que las convertía en fábricas de leche y ahora sobreviven a base de hierba seca. El efecto que el cambio drástico de la dieta tendrá en el ganado todavía es una incógnita, porque no hay demasiados precedentes, pero los técnicos no auguran nada bueno.
Hasta el 1 de abril del próximo año, José Pose y sus reses tendrán que seguir con las restricciones. Después podrán volver a dedicarse a la producción láctea, que es lo suyo, pero el escenario con el que se encontrarán es un misterio. El hecho de que la leche se vendiera a través de una cooperativa ha hecho menos traumático el asunto para la quesería luguesa que compra a Coreber, pero para el ganadero malpicán no se han acabado los problemas, porque es probable que tenga que pagar por ese 30 %, aunque él tiene la esperanza puesta en ese rumor que dice que se salvarán los que están por debajo del 36 %. Muchos no cree que sea así, porque el alquiler de la cuota ya cotiza a 10 céntimos el kilo.