De las cajas a Abanca: fin de trayecto

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La mayor entidad financiera de Galicia completa hoy su transformación justo un año después de que el FROB iniciara su disputadísimo proceso de venta

17 nov 2014 . Actualizado a las 10:12 h.

Cuatro años después de la fusión de las cajas, de su reestructuración, de su nacionalización, de su bancarización, de la subasta y venta a Banesco... después de todo aquello, la mayor entidad financiera de Galicia cierra hoy el círculo. Lo hace con la fusión entre Abanca y Etcheverría para conformar ya, definitivamente, la estructura de una entidad con 2,5 millones de clientes y de la que depende, de forma directa e indirecta, el 10 % del PIB de la comunidad. Se completa la operación un año después, curiosamente, de que el FROB diera el pistoletazo de salida a la subasta de la entonces Novagalicia Banco. Se inició un 19 de noviembre y se acabó un mes más tarde. Fue una puja a cara de perro, con muchos intereses cruzados por lo apetitoso del bocado: no hay una comunidad en la que una sola entidad aglutine tanto negocio, y con tal fidelidad de clientela.

La resolución fue inesperada: se lo llevó el último en llegar, el tapado, el grupo Banesco del hispanovenezolano Juan Carlos Escotet. Ofreció 1.003 millones para una entidad que había recibido más de 9.000 en ayudas; el resto serán pérdidas para el Estado.

Los datos 12 meses después resultan sorprendentes: la entidad nacida de las antiguas Caixa Galicia y Caixanova (luego Novacaixagalicia y posteriormente Novagalicia) mejora en casi todos los registros a sus predecesores. En beneficios, después de ganar 342 millones de euros en nueve meses, está al nivel de la suma de Caixa Galicia y Caixanova en sus mejores años, los del ladrillo. Su posición de liquidez es mucho más holgada (9.000 millones disponibles declara). Su ratio de solvencia supera el 12 %, más del doble que las cajas. Y ha conseguido equilibrar el balance, con tanto depósito como crédito, algo que no sucedía desde los años 90. También la eficiencia ha mejorado, gracias a intensa reducción de plantilla y cierre de sucursales. De una plantilla que superaba los 7.000 empleados y las 1.200 oficinas se ha pasado a otra con apenas 4.800 trabajadores en 700 sucursales. Y hay que tener en cuenta que el ajuste aún no ha rematado; hay un ERE en vigor. Con todo, el clima laboral interno, ya sin la incertidumbre del futuro, ha mejorado, admiten directores de oficina consultados.

Lo que vendrá

Superados con holgura los test de estrés, y el enorme ruido que le provocaron las preferentes (que ha resuelto con acuerdos individuales a los afectados, sufragados por el FROB con hasta 250 millones), a Abanca le quedan aún retos por delante. El grupo, tras asumir el Etcheverría, sigue con una morosidad (casi el 14 % del crédito) por encima de la media, aunque la ha ido conteniendo. Tiene además que terminar de recuperar la cuota perdida en préstamos y, sobre todo, depósitos, tras meses de flojo pulso comercial. La cúpula sostiene que aquí los números también se están mejorando: de enero a septiembre se prestaron 8 millones de euros a nuevos proyectos cada día, y se captaron 4 para ahorro.

Sin embargo, Bruselas sigue poniendo trabas a financiar sin control. Ese es otro reto: hasta diciembre del 2016 se sigue teniendo que informar a la UE y seguir con el ajuste y la venta de activos. Una pequeña rémora.

Sus propios competidores dicen de puertas hacia adentro que la maquinaria de las antiguas cajas, con presencia en casi toda Galicia, ha vuelto a ponerse en marcha. Eso es bueno porque sirve de acicate para todos.