La revolución se queda en reforma

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Los cambios fiscales que prepara el Gobierno, centrados en IRPF y sociedades, suavizan las propuestas de los expertos y no atienden los recados de Bruselas

19 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En la novela por capítulos en la que se ha convertido la reforma fiscal, el de mañana no será el último acto. Este viernes el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, presentará al Consejo de Ministros un anteproyecto que no se conocerá en su integridad hasta el lunes, cuando comenzará un período de exposición pública que se prolongará durante dos semanas. Ya en julio, el texto se convertirá en proyecto de ley y se remitirá al Congreso, donde empezará a debatirse en septiembre para acabar su tramitación antes de final de año. Tanto el Gobierno como los agentes sociales a los que ha presentado las líneas maestras de la reforma han adelantado algunos de los cambios que se avecinan en el sistema tributario español que, al menos según lo anunciado, no supondrán la revolución que hacían presagiar las propuestas del comité de expertos elegido por el Gobierno (encabezado por el catedrático Manuel Lagares) cuyas aportaciones más controvertidas se han guardado en el cajón. Estas son algunas de las modificaciones previstas más relevantes:

IRPF

Simplificación de tramos y rebaja general. El impuesto sobre la renta es la piedra angular de la reforma, no solo por ser el tributo que más recauda sino porque cualquier cambio se traslada de inmediato a las nóminas. Por ello, y con vistas a un año electoral con citas municipales y generales, el Gobierno ha anunciado a los sindicatos que simplificará la actual estructura de siete tramos para dejarlos en cinco, al tiempo que se bajarán los tipos para todos los contribuyentes, por lo que también las rentas altas pagarán menos. La incógnita pasa ahora por la profundidad de la rebaja y el calendario en el que se aplicará, aunque se da por hecho de que se dividirá en dos ejercicios y que los tipos mínimo y máximo se situarán por debajo del 24 y el 50 %, respectivamente. Lo que es seguro es que la reducción se empezará a notar en las nóminas a partir del 1 de enero del 2015. En el caso de los autónomos, se rebajarán las retenciones profesionales dos puntos y se establecerá un tipo especial, en el entorno del 15 %, para aquellos con menos renta. Se mantendrá también el sistema de módulos para aquellos profesionales que tengan una actividad dirigida al consumidor final, como peluqueros o taxistas.

Las indemnizaciones por despido tributarán, aunque habrá un mínimo exento. Otra de las novedades destacadas en la reforma fiscal que se aprueba mañana es que, si se cumple el guion, todas las indemnizaciones por despidos pasarán a tributar en el IRPF, aunque se aplicará un mínimo exento (que se podría fijar en el entorno de los 2.000 euros por año trabajado, de forma que solo se gravaría la parte que supere este umbral). Será uno de los anuncios más controvertidos, porque empeora el tratamiento fiscal que se le da al despido en la actualidad. Desde la reforma laboral del 2012, están exentas las indemnizaciones de los despidos objetivos que no superen la cuantía legal mínima (20 días por año) y también en aquellos casos en los que se llegue a la conciliación y se demuestre la improcedencia del despido.

Menos deducciones por los planes de pensiones. Como reclamaban en su informe los expertos del comité Lagares, Hacienda prevé establecer límites más bajos para la deducción por aportaciones a planes de pensiones, que actualmente dan derecho a reducir la base imponible del IRPF en hasta 10.000 euros o 12.500 para aquellos contribuyentes mayores de 50 años, muy por encima de la aportación media anual, que no llega ni a los 1.500 euros. Pero, pese a los recelos de las autoridades comunitarias, que abogaban por su supresión, este incentivo se mantendrá.

IVA

No se prevén más subidas que las obligadas. Donde tampoco parece que vaya a atender el Gobierno las reiteradas recomendaciones de Bruselas es en lo relativo al IVA. Si la UE ha pedido hasta la extenuación una subida de la imposición indirecta que permita enjugar el déficit -actualmente España es el país de la Unión que menos recauda por el principal impuesto al consumo-, el Gobierno ya ha anunciado que no lo tocará más allá de lo que le ha exigido el Tribunal de Justicia comunitario, que obliga a elevar el IVA de los productos sanitarios -vendas, tiritas o termómetros, pero también equipos de diagnóstico como escáneres- del 10 al 21 %, subida de la que se espera que se deje al margen a gafas y lentillas.

Sociedades

El tipo bajará del 30 al 25 % en dos años. Uno de los anuncios más relevantes se lo guardó para sí el presidente del Gobierno que, en plena resaca de las elecciones europeas, trató de recobrar impulso avanzando una rebaja en el tipo nominal del impuesto de sociedades de las grandes empresas, que pasará del 30 al 25 % en dos fases (se ha alterado el calendario previsto inicialmente para aplicar una primera reducción el año que viene, hasta el entorno del 27,5 o 28 %). Se unifica así con el tipo que se aplica con carácter general a las pymes -que no se toca-, como reclamaban los sabios para no desincentivar el crecimiento empresarial. La rebaja se compensará -la consolidación fiscal obliga- con una poda en las deducciones, en un intento de aproximar el tipo nominal al efectivo. Entre las que se salvarán está la exención por gastos en I+D.

Impuestos especiales

El Gobierno ha descartado más subidas de alcohol y tabaco. Tras el incremento aplicado en verano del año pasado, los representantes de los sindicatos salieron de su encuentro con Montoro convencidos de que Hacienda no tocará los gravámenes al alcohol y el tabaco.