BlaBlaCar: se acaba lo gratis

ECONOMÍA

La web anuncia que comenzará a cobrar por sus servicios este mismo año. Los pasajeros abonarán a la web un 10 % de los gastos de viaje más un 21 % de IVA sobre ese 10 %

23 mar 2014 . Actualizado a las 23:56 h.

Un billete de avión entre Madrid y A Coruña puede resultar más caro que si el pasajero sale de Londres y engancha ese vuelo de la capital que lo traerá a Galicia. Estamos hablando de casi cien euros menos, lo que no es ninguna broma; a no ser que estemos ante una de mal gusto. En este contexto se entiende menos que cuando uno llega a la T4, esa terminal que costó miles de millones de euros, esta esté vacía por capricho británico. Recuerden que cuando se vendió Iberia, sin querer, también se entregó la T4 a los dueños de British Airways, que están desviando vuelos con todo el descaro. Quizá sea para presionar y la situación esté solucionada en unos cuantos meses, tantos como los que faltan para la inauguración de todas las tiendas que hoy se encuentran en la terminal. Prácticamente todas están cerradas. Explican que a unas se les acabó el contrato y han optado por irse, unas poquitas han renovado, y otras, las menos, se han mantenido. Estas se cuentan con los dedos de una mano: Loewe, Cristal Media Shops (de componentes electrónicos), una que ofrece jamón de jabugo cinco jotas extra a un precio también extraordinario, y, por último, 3 o 4 tiendas de la propia Aena, de esas en las que se encuentran chocolates, colonias, algo más de cosmética, y castañuelas, tazas y gorras con un Madrid grabado de manera hortera.

Lo que los pasajeros detectan es que el viaje Madrid-A Coruña en avión ni es agradable ni es barato ni, si se analiza bien, resulta práctico (te exigen estar prácticamente una hora antes en el aeropuerto, con sus pasillos interminables, que has de recorrer hasta llegar a la puerta de embarque, que siempre es la h, la j o la f, localizadas en la recta final de la terminal). Así las cosas, el tren va ganando adictos y el autobús se mantiene. Pero, sobre todo, entre los más jóvenes se maneja otra opción: BlaBlaCar. Se trata de una web de consumo colaborativo que pone en contacto a usuarios que quieran compartir su coche para realizar viajes compartiendo gastos.

La patronal de las empresas de transporte de viajeros (Fenebus) argumenta que la actividad que realiza esta página web no cuenta con una regulación adecuada y que puede perjudicar los intereses de las empresas de transporte de viajeros. La OCU cree que las nuevas iniciativas de consumo colaborativo son beneficiosas para los consumidores siempre que estén claros los términos del intercambio para los usuarios, y que, en caso de ingresos económicos, se garantice el pago de impuestos por los mismos. Por ello, considera adecuada una regulación de las actividades de este tipo que permita a los consumidores distinguir claramente entre las actividades de consumo colaborativo y las que, por el contrario, son actividades mercantiles encubiertas.

Sin embargo, en el fondo lo que subyace es que el viaje desde A Coruña a Madrid te puede salir por 30 euros si subes a un coche de otro usuario que intenta compartir gastos. Pero BlaBlaCar no es una ONG, sino una filial de una sociedad anónima con sede en Francia que se denomina Comuto. Tiene estructura en doce países, y mueve al mes un millón de pasajeros. En España ya ha pasado a ser un competidor peligroso, y ha anunciado que comenzará a cobrar por sus servicios este mismo año. Los pasajeros abonarán a la web un 10 % de los gastos de viaje más un 21 % de IVA sobre ese 10 %, y la compañía cambiará de estructura porque será el Ministerio de Hacienda el que cobrará sus servicios.