La campaña que arrancó un martes

Espe Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La pesca española tiene por delante un año complicado en el que deberá, además, cerrarse la política para los próximos 10 años.
La pesca española tiene por delante un año complicado en el que deberá, además, cerrarse la política para los próximos 10 años. pepa losada< / span>

Los retos y las perspectivas de futuro de la pesca gallega en el 2013

06 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

análisis los retos y perspectivas de futuro de la pesca gallega en el 2013

La pesca se embarcó un martes en el 2013. Y eso, en un mundo aún plagado de supersticiones, que casi nunca se atreve a arrancar una campaña pesquera ese día tradicionalmente de mal fario para el mar (en martes ni te cases ni te embarques), no da mucha cabida a un optimismo al que, por otra parte, poco resquicio dejaban ya las perspectivas económicas del país. El sector sabe que tendrá que capear todos y cada uno de los factores más característicos de esta crisis, pues todos y cada uno le atañen directamente: menos crédito a los empresarios, menos consumo, menos precio del pescado y costes de explotación más altos. En definitiva: la pesca navega por un año «complicado». Si, como soñó aquel faraón, antes de que lleguen las vacas gordas hay que pasar siete años de flacas «e levamos só dous, apaga e vámonos», dice José Manuel Rosas, patrón mayor de Bueu.

Bases para diez años

La controvertida PCP. Además de complicado, el 2013 será, a juicio de Javier Garat, secretario general de la patronal Cepesca, «clave» y «decisivo» para el futuro del sector, no en vano ha recogido el testigo del 2012 para pergeñar la política pesquera común (PCP) del siguiente decenio. Por ahora el panorama no es nada propicio, después de que los eurodiputados endureciesen el acuerdo político tomado en julio por los ministros de Pesca de la UE, más propicio para los armadores que lo que planteaba la Comisión. Este año debe celebrarse el procedimiento de conciliación entre el Consejo y el Parlamento Europeo (PE) y ahí se verá «si los Estados miembros son capaces de moderar las cuestiones más negativas». Como ese calendario fijo, «sin ponderar las consecuencias económicas y sociales» para la prohibición de los descartes que perseguía Damanaki, suavizaron los ministros y optaron por retomar los eurodiputados. Con la posibilidad de alterar la estabilidad relativa (la clave de reparto de posibilidades de pesca entre los socios comunitarios) y los derechos individuales transferibles (ITQ) voluntario y solo entre armadores, mal panorama se dibuja también. La bajura, por su parte, quiere que se plasme en esa PCP un trato diferenciado, con cuotas de pesca y medidas de financiación específicas para la pesca artesanal.

Tiembla el arrastre

Bruselas apuesta por la prohibición de este arte de pesca. Además del de los derroteros de la PCP, los arrastreros vivirán este año pendientes del debate de la propuesta de reglamento de Bruselas de prohibir el arrastre en aguas comunitarias y de la NEAFC (Comisión de Pesquerías del Atlántico Nororiental) dos años después de que se apruebe ese texto normativo. Ni que decir tiene que el sector espera que impere la cordura y que no se prohíba este arte de pesca, una medida que, por otra parte, contraviene, según Cepesca, las directrices de la FAO y de la ONU, que van en la línea de cerrar a la actividad del arrastre áreas de ecosistemas vulnerables en lugar de apostar por una prohibición generalizada del arte de pesca.

Ansiando el regreso

El sector espera recuperar caladeros perdidos. Mauritania, Marruecos, Guinea-Bisáu, Gabón... La lista de acuerdos pesqueros perdidos es importante, de ahí que la política de pactos se presente este año como clave para el devenir de la flota de altura que faena en aguas de terceros países. Para Galicia, la vuelta de los cefalopoderos a Mauritania es vital. Los afectados esperan que en la próxima reunión de la comisión mixta, la UE y Nuakchot acepten las evidencias claras que sector y científicos españoles han puesto sobre la mesa de que hay pulpo en el caladero y se dé entrada a la flota comunitaria para que pesque los excedentes de cefalópodo que, según los datos, hay. La patronal pesquera también confía en que se modifiquen las condiciones para la flota marisquera y demersal para que los buques puedan volver a faenar en el caladero con garantías de viabilidad. Si no se arregla en la comisión mixta, las perspectivas se nublarán más todavía, puesto que habría que pedir la denuncia del convenio por infrautilización y negociar de nuevo el protocolo, lo que dilataría aún más el regreso de la flota a Mauritania. el tiburón y el «finning»

El palangre de superficie y las aletas adheridas. La flota española y portuguesa no dispondrán este año de permisos especiales para cercenar a bordo la aleta del tiburón, después de que Bruselas diese el visto bueno a la política de aletas adheridas en su intento de reforzarse contra el finning, esto es la práctica de conservar solo la aleta del escualo y desechar el cuerpo. Según los cálculos del sector, no poder separar a bordo la extremidad de la carcasa conllevará unos gastos añadidos de entre 10 y 14 millones de euros.

El sector vaticina que esos costes a mayores disuadirán a la flota de dirigirse a la captura de tiburones, con lo que, dan por sentado, habrá consecuencias en la pesquería del pez espada, principal especie objetivo de los palangreros de superficie. De esta manera, este segmento dirá adiós «a todo el esfuerzo de diversificación que ha hecho para aliviar la presión sobre el pez espada», argumenta Javier Garat.

Aguas tranquilas

La flota de la NAFO y Gran Sol confían en la estabilidad. El mantenimiento de las cuotas tanto en aguas frente a Canadá como en Gran Sol permite vislumbrar un 2013 de estabilidad, aunque esta última flota tiene por delante el reto de convencer a Bruselas de que la merluza se encuentra en una situación magnífica y, por ello, no cabe más que aumentar su cuota en el 2014.