¿Se puede dar por terminada la crisis del euro?

Manuel Escudero DIRECTOR GENERAL DEUSTO BUSINESS SCHOOL

ECONOMÍA

07 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Por fin Mario Draghi ha anunciado el nuevo plan del BCE, que adopta las «operaciones monetarias directas», la compra ilimitada de bonos soberanos de los países europeos.

¿Servirá esta fórmula para resolver la crisis del euro? Servirá sin duda en el corto plazo, pero las dudas sobre la viabilidad del euro podrían persistir. La razón es que para despejarlas de modo definitivo, se necesitaría emprender una obra gigantesca de reforma y reconstrucción de las instituciones europeas.

En primer lugar, el Banco Central Europeo debería ser redefinido, para que su mandato no tenga solamente el objetivo de vigilar la inflación, sino también velar por el crecimiento económico. Esto es exactamente lo que hace la Reserva Federal de EE.?UU. Por ello, con Ben Bernanke a la cabeza, la Reserva Federal está facilitando que Estados Unidos capee la crisis con la quantitative easing, la compra por parte de la Reserva Federal de bonos soberanos estadounidenses para estimular la economía. En dos rondas desde que se inició la crisis, la Reserva Federal ha inyectado 600.000 millones de dólares al Estado. En Europa hemos tenido que esperar hasta bien entrado el año 2012 para que se anuncie algo que, con mucha menos ambición, se pudiera asemejar a esta política.

En segundo lugar, los europeos hemos aprendido en los dos últimos años que no podemos tener una moneda única si no tenemos, al mismo tiempo, una política fiscal unificada: este paso, que ya está contemplado por los actuales líderes europeos, va a significar una cesión de soberanía enorme: en el fondo, una autoridad europea, aún por definir, fiscalizará los presupuestos de los países miembros. Pero ahora no es el mejor momento para plantear una mayor cesión de soberanía a Europa. Europa no parece capaz de progresar con soluciones que muestren solidez política intraeuropea, demostrando una manifiesta incapacidad política para negociar y resolver sus problemas de modo equilibrado y aceptable para todos los ciudadanos europeos cuando estos tiene intereses contrapuestos: mientras los mercados descargan su desconfianza con países como el nuestro, al tiempo generan un plus de beneficio a países como Alemania, que nunca ha tenido en toda su historia un coste de financiación más reducido.

Bienvenida sea, por tanto, la nueva medida adoptada por el BCE. Significa un alivio en la crisis del euro. Pero más a largo plazo, los problemas de la edificación de una sólida realidad política europea que se corresponda con la deseada solidez de su moneda, por desgracia permanecen.