Los 110 años de doña Concha festejados al son de la pandereta

Javier Benito
j. benito LALÍN / LA VOZ

SILLEDA

Cedida

La abuela de Deza y una de las personas más longevas de Galicia celebró ayer en familia sus 11 décadas

13 may 2018 . Actualizado a las 08:52 h.

La rotura de una cadera hace tres años le restó movilidad pero el fulgor de sus ojos se acrecienta cuando escucha el sonido de una pandereta. Concepción Pichel Sampayo, doña Concha como la conoce todo el mundo, sigue amando ese instrumento a sus 110 años de vida, celebrados ayer -los cumplió el viernes- por todo lo alto arropada por su extensa familia, explayada por todo el globo terráqueo. La abuela de Deza y una de las personas más longevas no solo de Galicia sino de toda España festejó sus once décadas de vida en una comida familiar en el restaurante Coteliño de Silleda donde no faltó una sorpresa musical para esta apasionada de los sones tradicionales desde su juventud.

Doña Concha reside en Vilar en casa de uno de sus siete hijos. Todos estuvieron arropándola ayer en una fiesta de cumpleaños tan especial, junto con sus once nietos y muchos de sus bisnietos. Hasta el Coteliño se acercaban las pandereteiras del grupo Fortín da Pomba para agasajarla en una fecha tan señalada. Una iniciativa original y entrañable por parte del Concello, acercándose también hasta el restaurante el alcalde, Manuel Cuíña, junto con el concejal Benito Saavedra.

No faltó el cumpleaños feliz interpretado por las pandereteiras y algunas otras piezas tradicionales que tan gustan a esta centenaria, emocionada por momentos siguiendo el ritmo de la música. Por unos minutos se olvidó del peso de sus 110 años para mostrar su envidiable vitalidad a esa edad, arrancándose tanto a cantar como a soltar algún que otro auturuxo rodeada de sus seres queridos. «Este ano traémoslle en nome de todos os veciños de Silleda un merecido agasallo en forma de música», le comentaba Cuíña.

Doña Concha se dedicó toda su vida a las labores agrícolas, manteniéndose bastante activa en su casa hasta la mala fortuna de esa rotura de cadera que ahora la obliga a permanecer bastante tiempo en la cama y a moverse en silla de ruedas. La cuenta atrás ya comenzó para alcanzar una cifra tan mágica como los 111, primera por partida triple en una longevidad admirable y vital.