Novatadas de calles vacías

DEZA

28 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Un grupo de jóvenes se está dejando la garganta en medio de la calle: «¡Agua, agua, agua!», rugen. Ni están sedientos, ni se mueren de calor. Son novatos de un colegio mayor, es martes por la noche y están de servicio. Así que, espoleados por alguno de los veteranos, no les queda otra que plantarse en los bajos de la residencia femenina Santiago Apóstol y aullar.

«¡Agua, agua, agua!». Aunque no es una plegaria, alguien allá arriba les hace caso. Se abre una ventana y aparecen unas manos. Un movimiento rápido y ¡cubo va! Vaya si cae agua. Agua y demás. Pero ellos, inamovibles, indolentes e impasibles, resisten en sus posiciones. «¡Agua, agua, agua!». No tienen otro remedio: los novatos reciben órdenes. Si un veterano les dice: «Quédense quietos» o «Pidan más agua» -sí, siempre de usted-; lo hacen.

Esta noche es el Bautizo del Novato del Colegio Mayor San Agustín, un ritual por el cual dejan de ser novatos y pasan a ser personas de pleno derecho. La noche acabará dentro de la fuente de Praterías. Los acompañamos en esa noche junto a un ex colegial que hace de guía recordando sus tiempos de novato, no tan lejanos. Pero las cosas han cambiado.

Atrás queda aquel día en que un grupo de bisoños estudiantes de primero recién llegados a Santiago consiguieron escalar por las paredes de una residencia femenina. La monja, desde arriba, trataba de ahuyentarlos. Pero hubo uno que, triunfante, salió al balcón blandiendo una indiscutible prenda femenina convertida en el mejor trofeo que podía haber, mientras sus compañeros lo jaleaban.

Hoy lo más que han hecho ante esa misma residencia los 17 novatos ha sido tirar globos de agua. Salta a la vista que mucho han cambiado las cosas, que la tradición de las novatadas se pierde y que las mofas y las befas solo van a medio gas. Lo comentan varios residentes.

Las calles, vacías

Tanto San Agustín como Gelmírez, residencias rivales y líderes en el novateo , incorporaron chicas en los últimos cinco años. Las novatadas tienen un alto componente relacionado con el ligoteo, porque son propias de residencias para un solo sexo. Pero la propia ciudad también ha cambiado. En esta noche de martes, las calles están vacías y los chavales ponen la nota de color ululando la canción de la Loca Academia de Policía . De vez en cuando pasa un coche de los municipales y son capaces de regular el volumen para no exceder el límite de decibelios permitido. Impresionante. Pero no hay nadie en las calles que aliente el espíritu festivo. Por eso también tienen su mérito.

Después de recorrer, una por una, todas las residencias femeninas de la ciudad y gritar de todo, llega el plato fuerte. La Rosaleda es un fortín. Las chicas ya esperan los esperan. Sobre ellos llueven huevos, agua, líquidos inmundos y otras cosas que no se deben citar. Están perdiendo la batalla. Cuando empiezan a subirse a las vallas para asaltar la residencia y emular a sus predecesores, un veterano ordena: «¡Bájense!», y obedecen. No, no hay quien aliente las novatadas.