Visto para sentencia el juicio a Rubiales tras renunciar los acusados a la última palabra

La Voz / Agencias MADRID

DEPORTES

FERNANDO VILLAR | EFE

El abogado de Vilda pone en duda la versión del hermano de Jenni: «No hay coacción alguna»

14 feb 2025 . Actualizado a las 12:54 h.

El juicio al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales por el beso no consentido a la futbolista Jennifer Hermoso y las posteriores coacciones, en las que presuntamente participaron el exdirector de la selección española Albert Luque, el exseleccionador femenino Jorge Vilda y el exresponsable de Marketing de la Federación Rubén Rivera, ha quedado visto para sentencia este viernes.

El magistrado José Manuel Fernández-Prieto ha dado por finalizada la vista oral, que arrancó el pasado 3 de febrero, y que se ha prolongado a lo largo de nueve sesiones en las que han declarado, entre otros, el propio Rubiales y Hermoso, que centraron sus alegatos en si hubo o no consentimiento en el beso, propinado durante la entrega de medallas tras la victoria en el Mundial Femenino de Fútbol en 2023. Todos los acusados han descartado hacer uso de su derecho a la última palabra. «Pues aunque parezca mentira hemos terminado», ha espetado el juez en torno a las 12.00 horas de este viernes.

Por la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares también han pasado futbolistas como Laia Codina (Arsenal) y Misa Rodríguez (Real Madrid), mientras que otras compañeras de Hermoso como Alexia Putellas e Irene Paredes, ambas del FC Barcelona, declararon por videoconferencia desde Barcelona.

En el juicio, uno de los más mediáticos en la historia de la Audiencia Nacional --más de un centenar de medios se han acreditado y la presencia de la prensa ha sido abundante--, el magistrado ha escuchado cómo los acusados se han desmarcado de las presuntas coacciones a Hermoso y su entorno.

Cabe destacar que Vilda, Rivera y Luque se enfrentan a 1 año y 6 meses de cárcel por esas presiones. Rubiales, por su parte, afronta una petición de 2 años y 6 meses de prisión, puesto que al delito de coacciones hay que sumar el de agresión sexual.

Rubiales y su abogada, sin embargo, han sostenido que sí hubo consentimiento, que Hermoso accedió a recibir «un besito» de su entonces presidente, y que el hecho de que pudiera «no haberle gustado» no obsta a que accediera a ello.

Los alegatos de este viernes

En la sesión de este viernes, también se han expuesto los informes finales de las defensas de Vilda, Rivera y Luque, que han coincidido en negar las coacciones, aseverando que los encausados no hicieron uso de la violencia o la intimidación.

El abogado del primero, Luis Jordana de Pozas, ha recordado que el exseleccionador no vio el beso, y ha incidido en que su representado tenía «afecto» por Hermoso y por eso trató de «mediar» para intentar «arreglarlo».

Vilda, en concreto, se acercó en el avión de vuelta a España desde Sidney a Rafael Hermoso, el hermano de la futbolista, con quien tuvo una conversación en la que también estuvo presente Vitoriano Martín, amigo común de ambos.

«Estaremos de acuerdo que en este pasaje no hay coacción alguna. Si coaccionar es con violencia o intimidación impedir a alguien hacer lo que no quiere hacer u obligarle o impedir que haga lo que no quiere con violencia o intimidación, es evidente que decir me manda el 'presi' (Rubiales) para que hable contigo para hacer un vídeo conjunto es una conducta atípica», ha sostenido.

Según su abogado, «el señor Vilda es evidentemente ajeno a cualquier concepto intimidatorio». Si habló sobre las «consecuencias personales y profesionales» que podía tener Hermoso, ha continuado, no fue para presionar a la jugadora, sino a modo de «preocupación» por lo que le podía «suponer la presión mediática» a la delantera.

«Rogar no es intimidar, rogar es pedir, es lo que hacemos todos los días los abogados en tribunales y no por eso tenemos que considerar que su señoría está permanentemente coaccionada», ha explicado el letrado al juez.

A juicio del abogado de Vilda, es «un disparate, contrario a la lógica y una osadía» que el hermano y el amigo de Jenni Hermoso hablasen de que recibieron presiones del seleccionador y que después, «por deferencia hacia el señor Vilda, hacia el amenazador», trasladasen esas coacciones a la jugadora.

Por último, ha citado al experto en derecho penal Enrique Gimbernat para lamentar que los procesos de esta índole ya no se inicien «con un denunciante, sino con una víctima». «La presunción de inocencia queda cuestionada sin rubor desde el mismo comienzo del procedimiento y esto es lo que ha pasado aquí. Espero que no acabemos con una víctima sino con una denunciante cuyas pretensiones no se han acogido», ha zanjado.

Por su parte, el abogado de Luque, Jorge Navarro, ha solicitado de igual forma una sentencia absolutoria descartando que el exdirigente de la RFEF coaccionase a Hermoso o a su amiga, Ana Ecube, destacando que ésta última le dijo «de quedar en Madrid en tres ocasiones» después de los supuestos episodios de presiones.

«Esa víctima que no quería pactar con el diablo quería quedar con el diablo en Madrid para hablar», ha destacado, justificando los mensajes que Luque envió a Hermoso después de que ésta se negase a quitar importancia al beso, entre los que calificó a la jugadora de mala persona y le deseó que se quedase muy sola en la vida.

«Estamos en un tema de libertad individual, de libertad de expresión, de conductas normales para poder expresar lo que uno considera oportuno en el ámbito de las relaciones personales», ha sostenido.

Por último, el abogado de Rivera, Joaquín Jiménez, ha iniciado su informe final trasladando a los otros acusados su «enhorabuena porque aunque ha encarecido la responsabilidad civil ha valido la pena contratar abogados caros». «De verdad, este procedimiento, señoría, ha sido desde luego tremendamente inusual», ha arrancado.

En este contexto, el letrado ha cuestionado que Hermoso inicialmente solo planteara formular querella «por el delito de agresión sexual y contra Rubiales». «Y luego pone la coletilla genérica de todo lo demás que venga por aquí, hasta la muerte de Manolete», ha criticado, apuntando que la jugadora no habló en su primera declaración en Fiscalía de coacciones.

Según la defensa de Rivera, a su representado se le ha sentado en el banquillo de los acusados «únicamente por pasar un teléfono, cargar un teléfono (el de Hermoso) y por pedir a Hermoso y Ana Ecube de manera educada sin violencia e intimidación que hablasen» con Albert Luque. «Y yo me pregunto, ¿esto que está sucediendo es normal?», ha lamentado.

Para concluir, su letrado ha incidido en que «el señor Rivera no conocía nada de la magnitud de lo del beso ni de una especie de complot que no ha quedado acreditado». «No podía saber que estaba coaccionando», ha zanjado.

La sesión del jueves, con la defensa de Rubiales

Tras el informe de conclusiones de la Fiscalía, que mantuvo la petición de penas para los cuatro acusados -Rubiales se enfrenta a dos años y medio de prisión y los tres restantes a un año y medio por un delito de coacciones-,ayer fue el turno del abogado de Hermoso, la acusación particular de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y la defensa de Rubiales.

El primero en intervenir fue el letrado de la denunciante. Aseguró que el beso «fue notorio» y que fueron «seis segundos que cambiaron la vida» de su cliente, que «no tuvo tiempo de reacción» y que «en ningún momento escuchó que podía darle un beso o un piquito», rebatiendo la tesis del informe pericial de lectura de los labios que presentó la defensa del principal acusado. «No hay ninguna prueba que demuestre que dio su aprobación. No fue un consentimiento, fue un sometimiento», resumió. El abogado de Hermoso, Ángel Chavarría, recordó las testificales de las compañeras de la selección. Unas jugadoras a las que la víctima contó lo ocurrido en la entrega de medallas y su rechazo a la conducta «inadmisible» del entonces presidente de la FEF; o la testifical de su hermano Rafael Hermoso y la negativa frontal a grabar un vídeo con Rubiales para frenar la «bola mediática» del caso. También recalcó el letrado el trauma sufrido por Jennifer por un «beso robado, una conducta punible y penada por el Código Penal que la ha estigmatizado», reprochó.

Sobre las presuntas coacciones, la acusación particular relató que «sus actos están orientados a condicionar la conducta de Hermoso entre los días 20 y 23 de agosto» de 2023. Así, recordó varios momentos en los que fue presionada «para enmascarar la realidad de lo ocurrido». Además, leyó el comunicado que hizo la federación para quitar hierro a la situación hablando de un beso «espontáneo». «La maquinaria se había puesto en marcha para salvar al presidente», aseguró. Finalmente, el abogado puso en la picota el expediente interno abierto por la federación para respaldar a su entonces presidente. «Las conclusiones son delirantes. Un consentimiento que nunca existió para blanquear» a Rubiales, remachó.

Tras el abogado de la jugadora intervino la letrada de la AFE, María José López. «Rubiales usó todos los mecanismos al alcance de la federación para condicionar a la jugadora. Fue un ataque contra su libertad sexual», aseguró. «Ella sintió asco» por una situación no provocada, que se fue incrementando según pasaban las horas por las presiones sufridas, añadió.

La abogada insistió en que «todas las presiones iban enfocadas a que Jennifer reconociera que el beso era consentido» e incidió en las coacciones «y las trampas para encubrir el beso». Además, remarcó que hubo una «puesta en escena» de los acusados que siguió con un comunicado en el que se acusó a la jugadora de «mentir».

«El pecado no es un delito»

En el polo opuesto, la defensa de Rubiales mantuvo que el examen de la prueba ha acreditado que la futbolista dio su «consentimiento». Para ello, mencionó un vídeo en directo emitido desde el vestuario, en el que puede verse a Hermoso con una expresión «de máxima alegría» y supuestamente viendo en el teléfono las imágenes del beso. «Alguien pregunta: '¿Quién te ha besado?'. Y ella contesta: '¡Eh! Pero no me ha gustado'», recordó la abogada, que señaló que, inmediatamente, la denunciante añadió: «Pues vale». La segunda prueba para pedir la absolución, según la abogada Olga Tubau, es la pericial de lectura de los labios del expresidente en los instantes previos al beso. Según el perito que compareció, el que fuera máximo dirigente de la FEF preguntó a la jugadora: «¿Te puedo dar un besito?». La abogada sostuvo que estamos «ante una conducta inadecuada» pero no «delictiva», instando al juez a realizar una «labor pedagógica» que pasa por reconocer «que el juicio moral no siempre conlleva un equivalente» en el Código Penal. «No podemos confundir el pecado y el delito. Es decir, lo social y moralmente reprochable con lo penalmente condenable», argumentó.

En esta línea, rememoró que Rubiales se disculpó en sede judicial por no comportarse como un presidente institucional y, en cuanto a las presuntas coacciones, afeó el hecho de que las acusaciones señalen a su cliente como una suerte de «jefe de la organización criminal». Lamentó también que la fiscal dijera la palabra «omertá», «en una clara referencia a prácticas mafiosas». Finalmente, entró de lleno en el debate sobre la tipología del delito y descartó que hubiera intimidación. «Es que coaccionar no es pedir, no es insistir, no es ser pesado», aseveró, antes de concluir que «este es el primer procedimiento penal en que la víctima de una agresión sexual no es visitada por el médico forense para evaluar daños psicológicos o secuelas».