Entre Djokovic, Gamper y Angulo

DEPORTES

06 abr 2020 . Actualizado a las 04:00 h.

abe preguntarse si «hacer zapping» aún existe. Técnicamente sí, pero en realidad no. Antes cambiabas de canal con esperanzas reales de permanecer. Solo pedías algo mínimamente potable. Y te quedabas, atento a un documental sobre la reproducción de los caracoles o al playback de Javi Cantero en Música Sí. Porque nuestro nivel de exigencia, que era subterráneo, nos lo ponía fácil. Ahora el zapeo es solo comprobar que todo está en orden. Es decir, que en las generalistas hablan de coronavirus —excepto en La 2, que estarán echando algo que reconocerás interesante, pero que jamás verás, y en Telecinco donde estará Jorge Javier o alguno de sus acólitos—. A partir de ahí se van subiendo diales pasando el bloque de canales de dibujos o el de series de principios de los 2000, te asegurarás de que los gemelos siguen haciendo reformas y constatarás la ferviente actualidad de la temática deportiva. En esta cuarentena ya me he visto el Dépor-Real Madrid del 92, la final de la ACB del 2000 en la que se salió Alberto Angulo, las finales entre los Heat y San Antonio, más torneos de Wimbledon de los que recordaba y las tropecientas etapas que han puesto en TVE recordando los mejores momentos de Perico Delgado, que los debe de haber elegido él mismo con el mayor de los descaros. O eso o hay alguien muy pelota en la tele pública.

La realidad nos ha llevado a un escenario tan lunático que el canal ese de fútbol retro, que debe de tener normalmente un 0,0001?% de share, está ofreciendo un contenido de la misma calidad que las plataformas de pago.

A todo eso súmenle la ingesta tuitera diaria de vídeos de Ronaldo Nazario y demás ídolos de mis tiempos, que tientan a pensar que todo tiempo pasado fue mejor.

Tan atrás me he ido en lo de rebuscar que llegué a 1918, otra temporada alta de pandemia en España. Aquel año el Real Unión le ganó la Copa del Rey al Madrid y el año siguiente el Arenas de Guecho le metió 5 al Barça en la final, de lo cual me alegro porque Joan Gamper se comportó como un canalla obligando a sus futbolistas a jugar porque, al igual que en el 2020, la gente ya se creía experta en crisis sanitarias y con capacidad de decidir lo más conveniente para el resto.