Pese a lo mucho que tardaron los encargados del videoarbitraje de confirmar el tanto, el Bernabéu ya temía que ese gol de los holandeses iba a subir el marcador y el Madrid iba a morir de forma definitiva. Aunque la diana de Asensio dio cierta esperanza, este Real Madrid no está para remontadas épicas, y la alegría contenida solo duró dos minutos. Entonces, con el 1-4, fueron cientos los aficionados que, muy indignados con los suyos y con la nefasta planificación deportiva de Florentino Pérez, abandonaron el estadio para no sufrir un suplicio mayor. En la prolongación ya solo había media entrada en un Bernabéu destrozado.
Por supuesto, con el pitido final, el volumen de la megafonía se encargó de tapar más pitos y protestas.