La guerra de San Ignacio

iván antelo A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

El Frabril padeció un infierno en la barriada malagueña de El Palo

01 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Nunca había vivido algo así. Tremendamente lamentable», escribía en las redes sociales el burelés Luis Fernández, horas después de perder la eliminatoria de ascenso a Segunda División B. «Vergonzoso que un equipo como El Palo pueda jugar en Segunda B. Ya no entiendo cómo se les permite jugar al fútbol con la actitud del público, de algún jugador y sobre todo el cuerpo técnico. Lamentable», añadía su compañero Jorge Cano. «Yo no quería decirlo, pero me parece lamentable la actitud del equipo contrario. La afición vergonzosa, pero las amenazas de los jugadores peor. Qué impotencia de partido. Lo sentimos mucho de verdad. Este grupo se merecía el ascenso», apostilla Pablo Insua. «Injusticia. El Palo es un equipo de mierda que ni al futbol sabe jugar. Sois unos asesinos del futbol. Qué vergüenza», también señalaba el portugués Teles.

¿A qué se refieren los jugadores del Fabril? ¿Qué es lo que sufrieron en el campo de San Ignacio para reaccionar de esta manera? Fue una guerra.

Amenazas

En Riazor ya se quejaron de la actitud de los jugadores de El Palo. «No puede venir gente amenazándote. Si le preguntáis a los jugadores lo que les dijeron es para tomar medidas a nivel civil porque no se puede permitir que te amenacen de muerte. Es increíble. En el descanso amenazaron a los jugadores y al final un directivo de ellos tira una patada a Ricky por detrás. Es de cobardes» afirmaba el preparador del filial, José Luis Devesa, a la finalización del partido de ida. Algo que en San Ignacio se repitió multiplicado.

Actos vandálicos

Salivazos y agarrones sobre Marc Martínez. El partido se calentó durante la semana de tal manera que la vuelta se convirtió en una encerrona deplorable. Quizás lo más desagradable lo vivió Marc Martínez, que padeció un infierno bajo palos. Insultos, amenazas, salivazos y hasta agarrones de camiseta. El árbitro permitió a la afición local situarse a apenas un metro de la línea de cal.

Agresiones

Luis sufrió una entrada salvaje. No solo hubo amenazas. También agresiones. El local Igna le soltó una patada en la cara a Luis Fernández. ¿Qué hubiera pasado si le alcanza un ojo? El delantero de Burela perdió los nervios y aunque Vela estuvo rápido para alejarlo de la escena, Devesa lo sustituyó de inmediato. El jugador de El Palo acabó consiguiendo su propósito. Sacar del partido al goleador de su rival.

Lanzamiento de balones

La grada no permitió que se jugase tras el 2-0. Tras encajar el 2-0, el Fabril tuvo quince minutos para marcar el gol del ascenso a Segunda B. El público lo impidió. Misteriosamente se hicieron con balones y los lanzaron cada vez que los deportivistas se aproximaban a la meta local. En una acción llegó a haber hasta cinco pelotas sobre el campo. En el Fabril se quejan de que fue el propio delegado local el que se encargó de distribuirlos por la grada.

Ambiente bélico

Trato denigrante a la prensa gallega. La directiva de El Palo no acreditó a ningún medio gallego, pese a la denuncia de la Asociación de la Prensa. Tampoco les ofreció un lugar para desempeñar su trabajo. Una vez dentro, padecieron los insultos de la afición local. Incluso la policía tuvo que escoltarles hasta el hotel una vez finalizado el partido. Los propios agentes les avisaron de que era mejor que no hablasen para que el público no les reconociese. Podía peligrar su integridad física.