Un palmarés de picas en Flandes

Mariluz Ferreiro REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

Con su segundo anillo de la NBA, el jugador catalán sigue cruzando fronteras que hace solo unos años parecían infranqueables para el baloncesto español

19 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La joya de la generación de oro tiene un nuevo anillo. Pau Gasol ha ido derribando muros que hace unos años parecían infranqueables para el baloncesto español. Fue abriendo nuevos caminos, internándose por sendas nunca antes transitadas. Su palmarés es una colección de picas en Flandes. Y esa vocación de pionero se despertó cuando tenía solo 18 años. Fue en 1999, cuando se proclamó campeón del mundo júnior en Lisboa. En la final, Gasol, Navarro y compañía derrotaron a Estados Unidos y marcaron con su talento y desparpajo un antes y un después que acababan con tabúes y complejos.

Gasol, hijo de una doctora y un enfermero, entró en la escuela de baloncesto en el Colegio Llor a los nueve años. Más tarde fichó por el Cornellá, filial del Barcelona. Fue un paso intermedio hasta que incorporó definitivamente a las categorías inferiores del equipo azulgrana para seguir creciendo en la cancha.

En la temporada 2000-2001 explotó. Fue el encargado de intentar cubrir el hueco dejado por la marcha de Rony Seikaly en el Barcelona. Con su equipo conquistó la Copa del Rey y fue el mejor jugador de la final de la Liga, que los culés conquistaron a costa del Real Madrid.

Número tres del «draft»

Había llegado el momento de cruzar el Atlántico. Suyo fue el número tres del draft del 2001. Nadie había pujado tan fuerte por un jugador europeo en la NBA. Fue seleccionado por Atlanta, pero su destino final fue Memphis tras una operación de intercambio de jugadores en la que también entró Abdulrahim. Los Grizzlies, más que su trampolín, fueron su particular purgatorio. Su equipo estaba muy lejos de la cima. Lo que no le impidió ser el rookie del año.

Gasol siguió dando pasos en Memphis. En el 2006 alcanzó dos nuevas cimas. Fue seleccionado para disputar su primer All Star, aunque la experiencia resultara luego un tanto frustrante. Y, con él, la selección española de baloncesto logró su primer oro en un Mundial absoluto. Aquella generación que había vencido en Lisboa conquistó también Japón. Curiosamente, el ala-pívot no pudo jugar la final ante Grecia, verdugo de Estados Unidos, debido a una lesión en su pie izquierdo que sufrió cuando agonizaba una durísima semifinal frente a Argentina. A pesar de todo, fue nombrado mejor jugador del torneo.

En febrero del 2008 fue traspasado a los Lakers a cambio de Kwame Brown, que había sido número uno en su draft , el novato Javaris Crittenton, Aaron McKie, los derechos sobre su hermano Marc Gasol y dos primeras rondas del draft del 2008 y el 2010. Estaba por fin en un equipo grande para aprobar con nota otra asignatura pendiente, la de la NBA. Debutó ante los Nets con 24 puntos y 12 rebotes. Había ganado musculatura y potencia física para enfrentarse a las torres de los rivales del campeonato estadounidense. Eso no evitó que recibiera el apodo Gasoft , un juego de palabras en inglés que trataba de retratar a un jugador blando en defensa. El uso de este apelativo se extendió tras la dolorosa derrota de Los Angeles en la final del 2008 ante los Boston Celtics. Gasol perdió la partida en su duelo con Kevin Garnett.

Se desquitó en cierta medida igualando el mejor resultado del baloncesto español en una cita olímpica. Ganó la plata en los Juegos de Pekín. España cayó en un partido memorable ante Estados Unidos en un duelo con un arbitraje más que cuestionable, más al estilo americano que al de la FIBA. El catalán volvió a ser protagonista y se convirtió en el máximo anotador del torneo.

Elogios de Obama y Jackson

En Estados Unidos, Gasol siguió buscando el anillo. En la final de la NBA del 2009 borró aquel mote negativo que le definía como un jugador blandito . Su cara a cara con Dwight Howard fue clave para el triunfo de los Lakers ante los Magic de Orlando.

En esta temporada incluso el presidente Barack Obama llegó a decir que era el mejor jugador alto del campeonato. En esta final le tocó bailar de nuevo con Garnett y esta vez no perdió el paso. Sirvió la venganza en caliente.

Las viejas glorias de los Lakers dicen que, aunque Kobe Bryant es la estrella indiscutible a nivel individual, Gasol es la pieza básica para que funcione el engranaje del equipo. «No habríamos ganado sin él», aseguró ayer Phil Jackson, entrenador de Los Ángeles.

El catalán ya ha confirmado que no podrá formar parte de la selección española que jugará el próximo Mundial en Turquía. Pero seguramente buscará nuevas fronteras. Porque la triunfal sombra de Gasol es alargada. Y no conoce límites.