El fútbol portugués está en la ruina

Thomas Cabral

DEPORTES

De los diez estadios construidos o renovados para la Eurocopa del 2004, la mitad registran mínimas tasas de afluencia y solo en seis se celebran partidos de élite

08 sep 2008 . Actualizado a las 12:54 h.

Cuatro años después de la organización en Portugal de la Eurocopa de fútbol, la mitad de los grandes y ultramodernos estadios inaugurados con motivo de aquel torneo están casi vacíos. Los fenomenales inversiones en su construcción se ven ahora aumentadas por el problema que supone su costosísimo mantenimiento. Y más si, por regla general, están vacíos. De los diez estadios construidos o renovados para el gran evento del fútbol continental, la mitad presenta actualmente tasas de afluencia inferiores al 25%, según los datos facilitados de la propia Liga Portuguesa de Fútbol Profesional.

«La inversión era excesiva en relación a la dimensión de los clubes y de las ciudades», estima Luis Freitas Lobo, comentarista deportivo para varios medios portugueses. A esta situación se une que tras numerosos problemas deportivos o disciplinarios, varios de los equipos que juegan habitualmente en esos estadios han descendido de categoría, por lo que solo seis de los terrenos son ahora escenario habitual de partidos de élite.

El caso del Boavista

El Boavista, equipo de Oporto, la segunda ciudad más importante del país, es el ejemplo más extremo de una inversión fallida. Ganó la Liga en el 2001 y llegó a disputar la Liga de Campeones, donde fue eliminado en la segunda fase de grupos. Tras el escándalo de corrupción denominado Silbato Dorado y su descenso a la segunda categoría antes de esta temporada, su campo de juego se encuentra actualmente confiscado y hasta ya fue puesto a la venta por 28,3 millones de euros.

El recinto, cuya renovación había costado 45,2 millones de euros, puede acoger a un máximo de 28.000 espectadores, y la pasada temporada recibió una media de 5.400 personas por partido. «Sin estar en el origen de la crisis que atraviesa el Boavista, la construcción del estadio contribuyó a los presupuestos delirantes presentados por el club tras su éxito en el campeonato liguero», explica Freitas Lobo.

Con un pasivo de varios millones de euros, el Boavista atraviesa una grave crisis económica. Los problemas económicos del Boavista quedaron en evidencia en la primavera pasada, cuando los jugadores amenazaron con ir a la huelga si no recibían los salarios atrasados.

Además de sus problemas financieros, el club fue relegado a la segunda categoría esta temporada a raíz de una condena por «presión probada» sobre árbitros en tres partidos del campeonato en el 2003 y el 2004.

Hace unos meses, el club de Oporto fue contactado por la empresa Castle Shore, que debía invertir 38,5 millones de euros. Esta solución se fue a pique después de que el inversor Sergio Silva, cuyo plan de ayuda económica reveló varias irregularidades, fuera arrestado por la policía judicial e imputado por uso de falsos documentos y supuesta estafa.