Diego García Puente, meta del Cospeito, sufrió la extirpación de ?un órgano interno tras una caída fortuita en el último partido liguero
27 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.?uando se piensa en deportes de riesgo, llegan a la mente sonoros nombres a los que se le añade el sufijo ing. O en los del motor. Pero, ¿en el fútbol? En balompié son frecuentes fracturas de huesos, desgarros musculares... No tanto, la rotura del bazo. Lo que le pasó a Diego García Puente, meta del Cospeito, en el último minuto del último partido de la Liga de Segunda Regional que su equipo disputaba contra el Mondoñedo (empataron a un gol el pasado fin de semana). «Foi nun balón por alto, desequilibreime no aire, e petei contra o chan», recuerda Diego. Corría casi el minuto 89 y el joven portero, de 22 años, jugó hasta el final. Los problemas comenzaron en el vestuario. «Empecei a marearme», explica Diego. «Vimos que se ponía muy pálido, que se encontraba mal, y decidimos llevarlo al hospital». Quien así lo narra es Jesús Novo, presidente del Cospeito, que lo trasladó en su coche, primero al centro Virxe dos Ollos Grandes (donde volvió a marearse y le dieron la mala noticia: «Tienes el bazo roto») y después al Hospital Xeral Calde de Lugo. «Fixéronme probas, metéronme no escáner, ecografías... Dixéronme que ían procurar non extirparmo», relata Diego. El bazo es un órgano semejante a una esponja llena de sangre con diversas funciones: hematológicas, inmunológicas... y su rotura puede provocar una hemorragia interna incontrolable que obligue a su extirpación. «Pasáronme pola UCI; despois, pola unidade coronaria. Sempre monitorizado, e tiveron que operarme», recuerda. Pasó el lunes por el quirófano, en una intervención de «unha hora e pico», que le dejó una ele en la tripa de 27 puntos. Y ahora ya está en planta, dispuesto a que le den el alta cuanto antes. «Xa sei que aquí estou moi ven coidado, pero na casa se está mellor», asevera. Seguir jugando Él tiene muy claro que en cuanto esté totalmente recuperado volverá jugar, aunque en su casa, su madre, intenta que cambie de opinión. «Ela dime que non volva a xogar, pero eu xa teño gañas», dice Diego. Y es que, cuando avisó en casa... «Levaron un susto serio», admite. Y en el equipo también. «Nunca pensamos que llegara a ser para tanto», explica Novo. Al final, este joven estudiante de Empresariales se lo toma con filosofía. «Vaia unha forma de despedir la temporada, aínda que agora terei más tempo para estudar», dice con el mismo humor que usa para recordar su llegada al hospital: «Cando ingresei, os médicos facían apostas, se fora por un golpe cun coche o cunha moto». Todo se ha calmado, y ayer ya podía ingerir alimentos. «Vai evolucionando ben. Agora xa me podo levantar, e comer». La afición puede más que el dolor: «O fútbol non o deixo». Y si no, que le pregunten a Albiol, el mediocentro del Valencia, que llegó a la élite sin bazo. «Eu confórmome con xogar», ríe Diego.