Activistas arrojan petróleo sobre el cuadro «Muerte y vida», de Gustav Klimt

Efe VIENA

CULTURA

LETZTE GENERATION OESTERREICH | REUTERS

Desde el museo Leopold, de Viena, indicaron que la obra no ha resultado dañada, pero condenaron el ataque

15 nov 2022 . Actualizado a las 20:18 h.

Dos activistas han arrojado petróleo sobre el cuadro Muerte y vida (1862-1918), de Gustav Klimt, en el museo Leopold de Viena para denunciar la inacción contra la crisis climática. Las primeras informaciones indican que el cuadro estaba protegido por un vidrio y no habría resultado dañado. El grupo Última generación compartió un vídeo de la protesta en su cuenta de Twitter. Una persona también se pegó al cristal que protege la obra durante la protesta.

Con motivo de una festividad regional, la entrada al Leopold era gratuita, patrocinada por la petrolera OMV y, pese a los estrictos controles, los activistas consiguieron introducir el líquido en una bolsa de agua caliente.

Otro de los activistas gritó tras arrojar el petróleo sobre el cuadro: «Conocemos el problema desde hace 50 años, debemos actuar de una vez, de lo contrario el planeta se destruirá». «Detened la destrucción de los combustibles fósiles. Nos dirigimos hacia un infierno climático», agregó para describir las nuevas perforaciones de petróleo y gas como una sentencia de muerte para la humanidad.

Hace cinco días otros dos activistas del mismo grupo se pegaron con adhesivos a fósiles de dinosaurios del Museo de Historia Natural de Viena, que no resultaron dañados, para criticar la destrucción climática causada por los hidrocarburos.

«Frente a los restos de los gigantes extinguidos, exigen una política de supervivencia, en lugar de la continua destrucción de nuestros medios de vida», explicó el grupo medioambientalista, muy activo en Austria y Alemania, en un comunicado.

«Los restauradores estuvieron frente al cuadro cinco minutos después del incidente y podemos asegurar que el líquido solo ha salpicado el cristal y no ha dañado la pintura», señaló a Efe el director del museo, Hans Peter Wipplinger. Desde el museo Leopold entienden la preocupación de los dos jóvenes por la crisis climática, pero no comparten sus medios. «Los activistas y los museos no deben estar contrapuestos. Debemos trabajar juntos para que las futuras generaciones puedan vivir mejor y disfrutar el arte», lamentó Wipplinger.