Estas son las tres leyes de la robótica que formuló el bioquímico, científico, divulgador y escritor Isaac Asimov (Petróvichi, 1920-Nueva York, 1992), un verdadero visionario sobre los caminos que el futuro tenía reservado al hombre, y de cuyo nacimiento en una aldea de la Rusia soviética -a los 3 años ya vivía en EE.UU., adonde emigró con la familia- se cumplieron este jueves cien años. «Una idea pobre bien escrita es probablemente más aceptada que una buena idea pobremente escrita», le gustaba decir, motivación que impulsaba su popularísima literatura.
Desplegó su futuro en dos series, una dedicada a la Fundación (en la que creó el imperio galáctico) y otra a los robots positrónicos (para la que sentó la citada legislación). Ambas abarcan nada menos que veinte milenios y dieciocho libros, que el propio Asimov refundió en la década de los años 80.