La epopeya periodística de Thomas McCarthy, que relata la investigación del «Boston Globe» sobre los abusos a menores en el seno de la Iglesia católica, ha conseguido, además del Oscar a la mejor película, el de mejor guión. Pero hubo para todos. DiCaprio volvió a casa contento con su estatuilla al mejor actor e Iñárritu, premiado dos años consecutivos, hizo historia. Consulta aquí la lista completa de los premiados
01 mar 2016 . Actualizado a las 07:52 h.Golpe de efecto en el último minuto. Cuando el espectador creía que todo el pescado estaba vendido y que El renacido pasaría a la historia como la indiscutible ganadora de los Oscars 2016, Spotligth se removió dentro del sobre y puso orden. El reparto esta vez fue bastante justo, al menos en números. El trabajo de Iñárritu se llevó tres de los doce galardones a los que aspiraba: mejor fotografía, mejor director para el mexicano y mejor actor para un DiCaprio que al fin conciliará el sueño. El premio gordo se lo reservó la Academia a Spotlight, esa afilada denuncia a los abusos sexuales a niños en el seno de la Iglesia católica que ya contaba con su particular galardón, el Pulitzer. La historia de Thomas McCarthy sumó esta madrugada dos distinciones: el Oscar a mejor película, pero también el de mejor guión.
Abrió y cerró Spotlight -la del libreto original fue la primera categoría en entregarse y la de largometraje favorito, la última- una ceremonia que giró, obcecadamente, en torno a la diversidad racial. La palabra negro fue la más repetida de una noche ensañada con las diferencias en el color de la piel. El cómico Chris Rock mantuvo durante toda la ceremonia un tono ácido y mordaz que no dejó títere con cabeza: la tomó tanto con la Academia por su falta de consideración hacia los actores de color como, y sobre todo -riéndose abiertamente de la susceptibilidad extrema-, con los que se propusieron boicotear la gala con hashtags y ausencias. Los Oscars 2016 asumieron de tal forma su lugar en el centro de la diana que, tirando de gestión de crisis, decidieron sacarle provecho al asunto, dándole la vuelta a la tortilla. La hoja de ruta rozó por momentos el surrealismo. El monólogo del presentador llegó a proponer un in memoriam integrado exclusivamente por negros asesinados por policías.
Más que menos racial, el caso es que la reivindicación fue un invitado más de estos Oscars. Si Rock, autoflagelándose, no hizo más que escupir con gracia e inteligencia a diestro y siniestro, Cheryl Boone-Isaacs, presidenta de la Academia, secundó su línea editorial entonando en su discurso un «yo confieso» y mostrando, cuando menos, voluntad para el cambio. A Leonardo DiCaprio le faltó tiempo para clamar por una relación responsable hombre-medio ambiente, Charlize Theron quiso acordarse de la figura de los guionistas y Sam Smith hizo lo propio con la comunidad homosexual. A pesar de todo, la ceremonia, que por primera vez limitó los discursos de sus protagonistas a 45 segundos por cabeza, fue a diferencia de la de otros años, acogida con entusiasmo entre los usuarios de las redes sociales. Aceptaron y aplaudieron la verborrea de Chris Rock y comulgaron con la mayoría de los premios, todos más o menos anunciados.
Si hubo alguno que rompió los esquemas, además de Spotlight -que tampoco lo hizo tanto, preferida entre la crítica estadounidense-, fue el de mejor actor secundario. Las casas de apuestas señalaban con afectuosidad a Stallone, pero Mark Rylance, ducho en las tablas del teatro, despojó al veterano de la posibilidad de hacerse con la mayor distinción cinematográfica del mundo. El dramaturgo fue reconocido por su trabajo en El puente de los espías, un agente de inteligencia soviético, capaz de mantener la calma incluso en los momentos más comprometidos.
En el escuadrón femenino de los Oscars 2016 figuran ya para la posteridad dos nombres nuevos: Brie Larson, que con un solo papel, el de Ma en La Habitación, lo ha ganado todo -Bafta, Globo de Oro y los galardones de la crítica y el sindicato de actores- y la sueca Alicia Vikander, por La Chica Danesa. La primera se llevó el de mejor actriz gracias a la interpretación de una mujer secuestrada junto a su hijo de cinco años, una historia inspirada en la de Josef Fritzl, el monstruo de Amstetten. La segunda, el de actriz de reparto por su labor en la película biográfica dirigida por Tom Hooper y protagonizada, no exenta de polémica, por Eddie Redmayne.
El mexicano Iñárritu, que se quedó a las puertas de llevarse el de mejor película, se merendó sin embargo buena parte del pastel, la del mejor director que, además, resulta que es su segundo Oscar consecutivo en esta categoría. Haciendo historia. «Existe gente a la que no escuchan porque en ellos solo ven el color de la piel -manifestó, sobre el escenario, en su particular discurso en alusión a la diversidad-. Nos tenemos que liberar de esos prejuicios y lograr que el color de la piel sea algo irrelevante». Otra vez será la hegemonía mexicana. Porque, con urgencia, los académicos prefirieron decantarse esta por poner el foco en una fisura del sistema, en un escándalo real que arrancó en Boston y que afectó, durante años, a toda la institución católica. «Esta película da voz a los supervivientes y este Oscar amplifica esta voz -quiso dejar claro el equipo de Spotlight tras recoger su insignia-. Esperamos que tenga eco hasta el Vaticano». «Papa Francisco, es el momento de proteger a los niños y restaurar la fe -instó, para acordarse a continuación del gremio al que el filme rinde pleitesía-. Hoy no estaríamos aquí sin los periodistas, que nos muestran la realidad y la importancia de la investigación».
Con 87 años y ya en su sexto intento, el italiano Ennio Morricone protagonizó uno de los momentos más emotivos de la velada al ser proclamado ganador del galardón a la mejor banda sonora por Los odiosos ocho, de Tarantino. Todo el teatro, como si se hubiese accionado de golpe un resorte en cada asiento, se puso en pie para concederle una sonora ovación.
Ninguna sorpresa en la categoría de mejor película de animación -Inside Out- ni tampoco en lo que respecta a los apartados técnicos, en los que arrasó Mad Max. El español Paco Delgado, nominado a mejor vestuario por La chica danesa, se quedó sin su galardón en favor de Fury Road, pero hubo, sin embargo, un pellizco para esta esquina del mapa. El gallego Nico Casal fue el encargado de componer la música de la producción británica Stutterer, reconocido como mejor documental.