La dueña de la casa de Anceis que en Navidad se convierte en una atracción: «Paran tantos coches que tengo miedo de que haya un accidente»

VIVIR A CORUÑA

Todas las noches se acercan curiosos a esta parroquia de Cambre para hacerle fotos a la que se ha convertido en el reclamo turístico de la zona

15 dic 2022 . Actualizado a las 15:18 h.

Son las seis de la tarde y empieza a anochecer en la parroquia de Anceis, en Cambre. Consuelo está regando las plantas inmersa en una especie de horror vacui con olor a mazapán cuando advierte: «¡Fíjate cómo paran! Tengo miedo de que un día haya un accidente; ¡ves! ¡mira!». Tanta exclamación hace referencia a los coches que circulan por la carretera que hay delante de su casa a una velocidad considerable, y que prácticamente paran en seco al darse cuenta de que a su lado hay una estampa que bien podría estar sacada de un telefilme navideño de Antena 3... a la gallega.

El marido de Consuelo, que durante la semana está fuera por trabajo, lleva dos años convirtiendo el exterior de su casa en una atracción turística durante el mes de diciembre. Tunecino y sin mucho apego a esta celebración, comenzó a volcarse con el decorado navideño como homenaje a su difunta suegra. «Se llevaban muy bien y en mi casa había mucha tradición de decorar la casa en Navidad, así que decidió continuar él con este ritual». Y de qué manera.

Cientos de varillas de luces lo inundan todo: rodean la estructura de la casa, el perímetro de la fachada, y un árbol de Navidad de unos 5 metros te recibe, junto a un Papa Noel gigante cuando cruzas la puerta (basta hacer cuentas para saber que este montaje es de todo menos barato, pues Consuelo comenta que tres varillas ya salen por 45 euros). La factura de la luz, disparada en los últimos meses, admite que no le preocupa demasiado: «Eso nada, que es todo de bajo consumo, el año pasado no llegamos ni a los 50 euros», comenta.

Hasta el día 6 de enero, Consuelo se divierte viendo como numerosos curiosos se acercan para hacerle fotos a su decoración, y aprovecha para darles caramelos a los niños, que ya tiene preparados en el recibidor. Le da pena que su marido, artífice de todo esto, no pueda disfrutar tanto como ella de estas visitas, pues solo está en casa el domingo, cuando aprovecha para mejorar los adornos. «Es que aún no ha acabado», insiste esta mujer.

La pregunta era obligada y sí, han visitado Vigo en varias ocasiones desde que Abel Caballero convirtió la ciudad en la capital de la Navidad. «¡Me parecen una pasada las luces!». Era de esperar.