Arde por completo el edificio okupa de la calle Barrera, en A Coruña, y obliga a desalojar a los vecinos: «Tuvimos que bajar por los andamios»

a. g. chouciño / Pauli González / Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA

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Seis hombres fueron atendidos en el punto y el inmueble ha quedado comprometido estructuralmente

10 jun 2025 . Actualizado a las 13:29 h.

Un incendio declarado durante la madrugada de este martes ha destruido por completo un edificio situado en el número 30 de la calle Barrera, en pleno centro de A Coruña. Según informó el 112 Galicia, el aviso se recibió alrededor de las 2.45 horas, tras las llamadas de varios particulares que alertaban de intensas llamas y humo saliendo por las ventanas del cuarto piso del inmueble. Además, las llamas se extendieron al número 29 de la calle San Nicolás.

El centro de emergencias activó de inmediato un amplio dispositivo que incluyó a los bomberos del parque de A Grela, servicios sanitarios del 061, Policía Local y Policía Nacional. A su llegada, los bomberos se encontraron con un fuego de gran intensidad y una situación muy complicada. La vivienda, construida en su mayoría con madera, presentaba graves dificultades de acceso, especialmente debido a que la escalera principal estaba seriamente dañada y amenazaba con derrumbarse. Las labores de extinción se prolongaron durante varias horas y el incendio no quedó controlado hasta las 7.00 horas.

A primera hora de la mañana, el despliegue de medios seguía activo en la zona, con al menos tres camiones de bomberos —dos en la calle Barrera y otro en San Nicolás, frente a la iglesia— y numerosos efectivos asegurando el perímetro. La imagen más impactante era la de los vecinos, tanto del edificio afectado como de los colindantes, desalojados de madrugada. Muchos de ellos esperaban en la calle, con sus pertenencias básicas en mochilas y bolsas, sentados en portales o cafeterías sin saber cuándo podrán volver a sus viviendas.  Fuente municipales indican que fueron desalojados los dos inmuebles afectados así como los números 28, 32 y 34 y en la calle San Nicolas el 25 y 27 además del 29. Salvo barrera 30 y San Nicolás 29 los vecinos ya han vuelto a sus casas. Los daños en los otros dos edificios no lo permiten.

Alma y Nacho, inquilinos del segundo piso del número 29 de la calle San Nicolás, también tuvieron que salir huyendo con lo puesto. «No sé qué hora era, entre las dos y las tres de la madrugada. Nos despertamos con el olor a humo y ya escuchamos a la vecina del tercero correr por las escaleras, subiendo y bajando, y gritando ¡fuego!. Cogimos lo que pudimos y salimos a la calle». Explicaron que, desde esa hora, no han tenido ningún tipo de asistencia por parte del Ayuntamiento o de cualquier otra entidad. «Estamos en la calle desde la madrugada, esperando», confirmaron. Con un par de bolsas y la cesta con su gata dentro, no saben qué hacer. «Sacamos lo que pudimos. No sabemos qué va a pasar ahora. Supuestamente esta situación se va a prolongar, porque tienen que revisar los edificios. A ver si a lo largo de la mañana nos dejan sacar algo más», indicaron.

El inmueble, completamente calcinado, ha quedado comprometido estructuralmente. El tejado se ha derrumbado como consecuencia del fuego, y los técnicos desplazados a la zona han informado a los residentes que podría pasar un largo tiempo antes de que se les permita volver a sus casas. Una vecina, que comparte medianera con el edificio incendiado, también relató a Voces de A Coruña cómo se despertó por el olor a humo y los ruidos extraños: «Pensé que eran los okupas que habían subido a coger cosas, pero era demasiado ruido. Me asomé por la ventana y ya vi el fuego. Empecé a gritar a los vecinos y salimos todos».

Aunque el edificio estaba oficialmente deshabitado, el 112 confirmó que era frecuentemente ocupado de manera ilegal. No es la primera vez que se registran incidentes en el inmueble: en noviembre del 2024 ya se había registrado otro conato de incendio, y los vecinos habían alertado en varias ocasiones sobre situaciones de riesgo y conflictos vinculados a la okupación del edificio. «Este tema está muy denunciado. Hemos puesto muchas reclamaciones y ya hubo otro incendio hace unos meses. Los expedientes no avanzaban. Estábamos más que avisados», lamentaba la misma vecina.

«El incendio fue provocado.Cuando quisimos salir, algo atrancaba la puerta del portal»

En una situación más complicada están Rubén y Cristina, residentes en el segundo piso del edificio afectado. Sostuvieron que no son okupas, «porque tenemos el permiso del dueño para vivir aquí», y que lo ocurrido responde a un «atentado premeditado». «El incendio fue provocado. Había fuego abajo, en el medio y en la parte superior del edificio. Además, cuando quisimos salir, algo atrancaba la puerta del portal. Tuvimos que salir por una ventana, bajando por los andamios», relató Rubén.

Rubén vive en el segundo piso del edificio calcinado
Rubén vive en el segundo piso del edificio calcinado César Quian

Explica que en este edificio, con muchas denuncias por okupación desde hace decenios, viven más personas. «en el primero somos cuatro», puntualizó Iván, otro de los afectados. «Y en el segundo somos otros cuatro». Los tres relatan que el incendio pudo acabar en tragedia: «Yo estaba totalmente dormido. Eran sobre las tres de la mañana cuando empecé a escuchar ruidos de madera cayendo y a escuchar gritos de los compañeros por los pasillos. Supongo que llevaba cinco o diez minutos respirando humo, porque tuve que sacar la cabeza por la ventana para coger algo de aliento». Rubén, con lágrimas en los ojos, explicó que tuvieron suerte: «He dejado toda mi vida ahí. La ropa que conseguí comprar ahorrando durante dos años, mi documentación, algo de dinero que tenía, etcétera», se lametó.

A primera hora él y Cristina fueron a la Comida Económica para ver si les podían ayudar, pero regresaron a la calle de la Barrera. «Nada, a ver si en Servicios Sociales pueden hacer algo». Con un neceser en la mano y un cigarrillo en la otra, Rubén enseñó los pantalones que alguien le dejó: «Mira, mira cómo voy. No tengo nada».

Cristina expuso el problema social que late de fondo en este incendio: «¿Crees que nos gusta vivir así? Nadie nos alquila nada. Estamos en situación de calle no por que queramos. Yo soy gitana, tengo 26 años, y me acaban de quitar una ayuda. ¿De qué voy a vivir ahora? Cuando uno está en una situación difícil a nadie le puede extrañar que acabe consumiendo. Yo me tuve que ir de aquí porque no hay baños, no hay ducha, no hay nada... y acabas cogiendo todo tipo de infecciones. Si estamos aquí no es porque queremos. ¿Crees que es mejor estar en la calle? Nuestro único privilegio es poder ir a la Cocina Económica», afirmó.

Sobre el origen del incendio, estas personas creen firmemente que no fue una casualidad. «No molestamos a nadie y no dejamos entrar a nadie, para que no haya problemas. Y eso genera muchas envidias», argumentó.

Durante la intervención, los servicios sanitarios atendieron a seis hombres, ninguna de ellos con heridas de gravedad. Uno de ellos fue trasladado a un centro hospitalario por causas no relacionadas directamente con el incendio.

El suceso ha reavivado la preocupación vecinal sobre el estado de abandono del inmueble y la falta de soluciones definitivas. Las autoridades locales aún no han ofrecido declaraciones oficiales, aunque se espera que un portavoz del Ayuntamiento se desplace en las próximas horas para explicar la situación y las medidas que se adoptarán a partir de ahora. «Nos han dicho que esto va para largo. Algunos edificios colindantes también están dañados y, por lo que nos han informado, puede que no podamos volver a nuestras viviendas en bastante tiempo», señalaba otra vecina desalojada a Radio Voz.

A estas horas, continúa la incertidumbre entre los afectados mientras los técnicos evalúan los daños y los bomberos aseguran la zona. La ciudadanía y los transeúntes que a esa hora se dirigían a sus trabajos también mostraban su preocupación al encontrarse de repente con el gran despliegue en pleno centro de la ciudad.

«Es que se veía venir. Los okupas dicen que no dan problemas, pero ya ves lo que ocurre

Tamara es propietaria del tercer piso del número 29 de la calle San Nicolás. Sentada en un banco frente a la iglesia espera novedades sobre la situación. «Tenemos muy poca información. Pude hablar con la arquitecta municipal y me ha dicho que vaya pensando en lo que quiero coger porque seguramente no voy a volver a entrar en mucho tiempo». Explica que, en una primera valoración, se ha comprobado que el fuego ha afectado a la estructura del número 30 de la calle de la Barrera, así como a su gemelo con el que comparte medianera trasera en la calle San Nicolás, el número 29. «Siguen echando agua y hay peligro de desplome. El tejado ha caído en los dos inmuebles y ahora tendrán que hacer un informe con la valoración de daños. Pregunté cuánto tiempo podría prolongarse la situación y me dijeron que iba para largo. ¿Una semana? No, no, para largo, me dijeron». Por suerte, Tamara tiene una alternativa habitacional ya que sus padres viven en las afueras de A Coruña y podrá quedarse con ellos. Otros vecinos, en cambio, se quedan en la calle. «Nos hemos buscado la vida como hemos podido. Nadie se ha puesto en contacto con nosotros», confirma. Y añade, con su violín en la espalda y su perra Lola deambulando por la plazoleta de San Nicolás, que ha podido volver a entrar para coger lo básico: algo de ropa, el cargador del móvil, las llaves del coche y su documentación.

Sobre lo vivido por la noche, Tamara confiesa que todavía está algo impactada. «Escuché ruidos muy fuertes y me desperté. Era como si se estuvieran cayendo las paredes. O como que los okupas del edificio lindante estuvieran moviendo muebles. Me levanté y ya vi las llamas», recuerda. No es la primera vez que vive algo parecido porque hace unos meses hubo otro incendio en el número 30 de la calle de la Barrera. En este sentido, los hosteleros de la zona comentaban que este suceso era algo esperado: «Es que se veía venir. Los okupas dicen que no dan problemas, pero ya ves lo que ocurre». También se quejan del trajín constante de personas en el edificio, del trapicheo de drogas y de los problemas de inseguridad. «Llevamos muchos años viendo el descontrol que hay y nadie hace nada. A ver quién se hace ahora responsable de lo que ha pasado. Por suerte, no ha muerto nadie y solo hay daños económicos, pero vivimos con una intranquilidad constante», explica el responsable de un comercio de la zona.

Desde el primer momento se activaron los servicios sociales municipales

La alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, acompañada por el primer teniente de alcalde, José Manuel Lage, y varios asesores municipales estuvo a las 11.30 horas en la zona afectada por el incendio. Tras recibir información de los técnicos y de los bomberos, confirmó que a pesar de la magnitud del incendio, no hay que lamentar daños personales. «No hay víctimas», aseguró, y destacó que desde el primer momento se activaron los servicios sociales municipales y el equipo de emergencias sociales (Semos) para atender a los residentes desalojados. Aseguró que estos residentes comenzaron a ser realojados desde primera hora de la mañana «hasta que las condiciones de seguridad y habitabilidad del edificio aconsejen su vuelta». En su breve visita a la Barrera, donde también se encontraba ya la concejala de Seguridade Cidadá, Montserrat Paz, la regidora agradeció «la rápida actuación de los servicios de emergencia, policía y bomberos», que siguen trabajando en las labores de extinción del fuego varias horas después del primer aviso.

Inés Rey explicó que el fuego afectó especialmente al número 30 de la calle de la Barrera, aunque también se registraron daños en edificios cercanos. En el caso del inmueble del número 29 de San Nicolás, se vio dañada la cubierta, pero, según la alcaldesa, no se han detectado afectaciones estructurales. En este sentido, puntualizó que técnicos de la concejalía de Urbanismo acudieron desde la madrugada para evaluar el estado de los inmuebles afectados y emitir los informes necesarios.

Según explicó Rey, en estos momentos permanecen desalojados los residentes de los edificios número 30 y 29 de la calle de la Barrera, mientras que el resto de vecinos ya ha podido regresar a sus casas. «Se desalojó evidentemente en un primer momento mientras el incendio estaba activo, y a medida que las condiciones de seguridad lo permiten, los vecinos van regresando», indicó.

En cuanto a las causas del incendio, la alcaldesa precisó que todavía se desconocen y que «acaba de llegar la policía científica», que se hará cargo de la investigación. También señaló que se está evaluando el alcance de los daños materiales en los edificios colindantes, aunque aún no hay un informe definitivo.

«Hemos tenido que cambiar cerraduras, limpiar el portal, reparar destrozos en las escaleras… Todo eso se ha tolerado como si, por ser vulnerables, pudieran hacer lo que quisieran»

María Corredoira, secretaria administradora de la propiedad del edificio número 23 de la calle de la Barrera, situado frente al número 30, que está en proceso de rehabilitación se quejó esta mañana por los daños sufridos por su comunidad: un balcón calcinado, mallas de protección reducidas a cenizas y un proyecto que ahora queda en suspenso. «El edificio llevaba tiempo ocupado por personas que se suponen vulnerables», señaló la administradora, que insiste en que los problemas eran continuos. «Hemos tenido que cambiar cerraduras, limpiar el portal, reparar destrozos en las escaleras… Todo eso se ha tolerado como si, por ser vulnerables, pudieran hacer lo que quisieran. Y así hemos llegado al incendio de hoy», aseguró.

El fuego, según explicó, se propagó desde el andamio instalado en el inmueble siniestrado y alcanzó el de enfrente. «En el vídeo que está circulando se ve cómo vuelan restos en llamas hasta nuestro edificio. Afectaron a un balcón, a las ventanas, a estructuras de madera… justo lo que estábamos rehabilitando con mucho esfuerzo», lamentó.

La comunidad no descarta emprender acciones legales. «Los daños son totalmente ajenos a nosotros. No sabemos si hubo una negligencia en la instalación del andamio, si había permisos o si fue un accidente, pero alguien tendrá que hacerse responsable», advirtió. «Lo que sí está claro es que no se puede culpar a los propietarios de este edificio», recordó. 

Mientras tanto, los técnicos de este edificio evalúan el alcance del siniestro. La prioridad, según la gestora, es determinar si el inmueble sigue siendo habitable, si se pueden retomar las obras y, sobre todo, si es seguro acceder a las zonas afectadas. «Son edificios antiguos, con estructura de madera desde los pilares hasta el tejado. Hay que revisar todo con mucho cuidado», sostuvo.