Vecinos de la Barrera se enfrentaron a los allanadores del edificio del número 30 después de un conato de incendio
07 nov 2024 . Actualizado a las 18:14 h.Vecinos de diferentes barrios de A Coruña llevan años sufriendo la convivencia con okupas instalados en pisos vacíos. En abril los residentes en Monte Alto estallaron contra los habitantes de un narcopiso de la calle Washington, un mes después, cerca de 200 personas secundaron una protesta delante de un narcobajo en la calle Monasterio de Bergondo, en O Ventorrillo. Los últimos en alzar la voz contra los allanadores han sido los residentes en la calle Barrera, en pleno centro.
En esa vía, que alberga varios locales hosteleros, un incidente a última hora de este miércoles hizo explotar la tensión acumulada de los vecinos, «hartos» de los continuos problemas de convivencia que genera el edificio okupado en el número 30 de la calle. Hasta allí se desplazaron los bomberos de A Grela a las diez y media de la noche tras ser avisados por varios particulares de que se veía fuego y humo saliendo del interior. Aunque finalmente no fue necesaria su intervención, el conato de incendio derivó en una acalorada discusión a pie de calle. Ante la situación, los agentes de la Policía Local desplazados al lugar tuvieron que calmar los ánimos de los presentes.
Testigos de lo sucedido aseguran que uno de los okupas se encaró con algunos de los residentes que protestaban por el sinvivir al que tienen que enfrentarse a diario, tanto por el trapicheo de drogas como por los problemas de salubridad que genera. «Es un peligro. Como arda el edificio, el fuego se va a extender pronto a los colindantes, ya que la fachada es de madera», apunta una residente en la zona. Los vecinos prefieren no dar su nombre, ya que viven en una situación de conflicto continuo con los que habitan el número 30 de la calle y temen represalias.
Punto de menudeo
Todos están hartos de la situación, también algunos de los hosteleros de la vía, que señalan que «la cosa cada vez va a peor». Temen que ocurra una desgracia. «Ahí están unas 200 personas, muchos duermen ahí, pero otros entran y salen. Es un ir y venir de gente continuo», indica una vecina. Para ellos el problema es doble, de seguridad y de salud pública, ya que indican que el lugar se ha convertido en un punto de menudeo de droga.
De hecho, varios residentes sospechan que algunos de los okupas son los que antes estaban en el narcopiso de Monte Alto. «Estamos preocupados, no solo por el riesgo que supone que estén en el edificio, sino porque son gente que trae conflictos», alegan.
Crece la preocupación
En enero del 2022 estaban okupados el primero y el segundo piso, pero en la actualidad la cuarta planta también estaría allanada. Hace tiempo que el edificio no tiene puerta y quienes quieren acceder solo tienen que retirar una chapa metálica para hacerlo. El edificio pertenece a cinco propietarios, uno por piso, más el bajo, donde antes funcionaba O Corno, que tuvo que cerrar por los problemas que generaba el inmueble.
Los propietarios de las plantas afectadas se han reunido con el Ayuntamiento en varias ocasiones para agilizar los trámites que les permitan adecentar las viviendas, en muy mal estado. Pero lo primero será desalojar del inmueble a los okupas.
De O Castrillón al Agra do Orzán, los narcopisos van cambiando de barrios
La okupación no entiende de barrios y uno de los últimos en sufrir de nuevo su presencia ha sido el del Agra do Orzán. Allí una treintena de vecinos alzaron la voz el pasado septiembre para protestar por la presencia de lo que creen que podría ser un narcopiso allanado. De acuerdo con los residentes en la calle Laracha, los inquilinos ilegales se habrían instalado el pasado abril, y para hacerlo visible salieron a la calle.
Muchos creen que los okupas podrían ser algunos de los que antes vivían en el edificio número 120 de la ronda de Nelle, tapiado en junio de este año tras más de un decenio de conflictos. Tras el desalojo, algunos de sus habitantes se trasladaron al parque de Santa Margarita.
En O Castrillón también sufren la presencia de okupas vinculados al menudeo. En septiembre los comerciantes y vecinos del barrio denunciaron la vuelta de narcopisos. A los toxicómanos atribuyen los hurtos que sufrieron varios negocios de la Avenida da Concordia recientemente.
Desde la Confederación Española de Policía (CEP) se refieren siempre a los narcopisos como un grave problema que va trasladándose de barrio en barrio. «Cuando se pone el foco en uno, los okupas se mudan a otro», explican los agentes.