El pasaporte covid se estrena en restaurantes y bares de A Coruña: «Así estamos más tranquilos»

C. Devesa REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA

Sonia, Cecilia, Gimena, Caroline y Ana, con su pasaporte covid en O Lagar de José.
Sonia, Cecilia, Gimena, Caroline y Ana, con su pasaporte covid en O Lagar de José. CESAR QUIAN

Los hosteleros dan el visto bueno a la medida, pero creen que el control debería ser de las autoridades

27 nov 2021 . Actualizado a las 18:28 h.

Desde los que no se había enterado de la medida hasta los que reorganizaron las mesas del comedor para poder cumplir con las nuevas medidas. La primera jornada de implantación del pasaporte covid en hostelería y la reducción de ocho comensales en el interior transcurrió entre las dudas de los despistados y la aceptación de la mayoría de clientes.

Los hosteleros coruñeses consideran la iniciativa, pactada con la Xunta y avalada el viernes por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, como una forma de «garantizar el trabajo». «Nos da más tranquilidad, la verdad. Así podemos trabajar con unas normas y evitamos los cierres, como pasó anteriormente», admite José Ángel González de La Taberna de José. Así lo creen también Sonia, Cecilia, Gimena, Caroline y Ana, que ayer a mediodía se juntaron para comer en O Lagar de José: «La vida tiene que seguir y es una forma de que los vacunados podamos volver a la normalidad», apunta Gimena, que vivió en primera persona el covid: «Mi suegro fue el cuarto en fallecer en A Coruña por el virus». Para ella, «hay que respetar a quien no se quiere vacunar, pero deben entender que su libertad acaba donde empieza la de los demás, por lo que veo perfecto que se exija el pasaporte en los bares».

A pesar de la buena aceptación general, los hosteleros también advierten de «incoherencia» en la norma. «Me parece absurdo que en los bares sea solo desde las 21.00 horas. A partir de esa hora la gente cena, sí, pero a mediodía también comen, entonces no lo entiendo», dice Begoña Prieto, de la jamonería El Pinar. En líneas similares se manifiesta Renata González, de O Sibarita: «Me parece bien que se exija el documento, pero creo que debería ser durante todo el día y en cualquier espacio cerrado». Para la mujer, que es además enfermera, el control lo debería realizar «la policía. Igual que hay que llevar el DNI, debería ser obligatorio llevar el pasaporte covid», dice.

Para algunos clientes, la petición de mostrar el documento fue una sorpresa: «No sabía que empezaba hoy, pero me parece bien», indica Belén Gómez, mientras que su amiga Silvia Bregua añade: «Creo que no se debería exigir solo en hostelería, sino en otros espacios cerrados. Al final, solo pagan los hosteleros, y luego en los centros comerciales y en las tiendas no pasa nada». Junto a ellas, tomando unas cañas antes de comer estaba Antía Fernández, que dijo que la medida está bien, «pero no entiendo que en los bares sea solo por la noche».

Así opina también la encargada del restaurante El Rincón del Reino, en Cuatro Caminos: «¿Qué pasa? ¿A partir de las 21.00 horas se contagia más?», ironiza Celia Delo, que alude además a posibles falsificaciones de los pasaportes: «No podemos saber si el documento es o no real, o si pertenece o no a esa persona porque para eso habría que cotejarlo con el DNI». Asimismo, apunta que tener que controlar el acceso dificulta la labor: «Hay que disponer de una persona solo para eso».

Para Cristina Fernández, de Casa Cuba, es difícil revisar el documento de todos los clientes: «Si el día es tranquilo sí, pero si hay lío nos complica la jornada». Para que los clientes lleguen preparados, han optado por colocar un cartel en la entrada que recuerde la obligatoriedad de enseñar el documento. En su caso, admite tener la ventaja de contar con mucha clientela habitual: «Entonces, si se lo pido el lunes, no se lo vuelvo a pedir el martes».

Cumplir la norma es también «incómodo» para los responsables de los locales. «Aínda que a maioría responde ben, sempre hai quen non, entón dáme algo de reparo», confiesa Chema Teijeira de la parrillada Buenos Aires. El hostelero señala que las nuevas normas le parecen adecuadas y que «todo o que sexa para controlar e que nos permita seguir traballando e non pechar, está ben». En su caso reconoce que adaptar el local para cumplir el límite de comensales por mesa le supuso «un quebradeiro de cabeza». «Ao ter comidas de máis persoas hai que dividilos, entón tes máis mesas e ocupas máis espazo, pero é o que hai». De momento, cree que la obligatoriedad de mostrar el pasaporte de vacunación no se traducirá en cancelaciones, aunque admite haber tenido una ayer. «Nós xa estamos avisando á xente das normas, e cando chaman, explicámoslle que non poden andar de mesa en mesa e que teñen que ter a máscara, excepto no momento do xantar. Así evitamos ter logo problemas».

Cancelaciones

Más allá de la necesidad de aportar el documento de vacunación para acceder a bares y restaurantes, a los hosteleros la medida que más les preocupa es la limitación del número de comensales para las cenas navideñas. «Creemos que sí se traducirá en alguna cancelación porque, aunque pocos, hay personas sin vacunar», apunta Celia Delo, del Rincón del Reino. En Casa Cuba, la norma ya les supuso cambios en las reservas: «Para ayer teníamos un grupito de diez, y dos estaban sin vacunar, por lo que se tuvieron que ir. En Navidad pasará lo mismo, porque aunque la mayoría están vacunados, otros, por miedo, igual prefieren no hacerla y lo dejan para una laconada en Carnaval», dice Cristina Fernández. Respecto a las reuniones de empresa cree que «en general, no se organizan tantas como antes de la pandemia».En el caso de O Sibarita, la dueña dice que la reducción de comensales «dificulta todavía más la organización de estas cenas, así que muchos ya no las harán».