El coronavirus desata la fiebre por las piscinas

Rodri García A CORUÑA

A CORUÑA

Marcos Míguez

Después del confinamiento, buscamos la seguridad en el ocio de verano. ¿Bañarse en la playa? No hay riesgo cero. Solo las piletas garantizan compartir el agua y el cloro exclusivamente con la familia y los amigos. Por eso las piscinas han volado

23 jun 2020 . Actualizado a las 15:31 h.

«En el mes de mayo hemos vendido lo que habitualmente vendemos en toda la campaña». Así resume Rubén García, director de la tienda de Leroy Merlin en Marineda, lo que está ocurriendo con la demanda de piscinas desmontables. Esto ha provocado que uno de los proveedores «ya no coge más pedidos porque no puede fabricar más».

La situación afecta también a las empresas que construyen piscinas sobre el terreno: «También están desbordadas porque los clientes te dicen que si no tienen la piscina para este verano ya no la quieren», resume Carlos López, de Augalia, una firma que trabaja toda el área coruñesa, desde Carballo hasta Ferrol. «La gente tuvo mucho tiempo para pensar durante el confinamiento», reflexiona López y una de las conclusiones ha sido lo bien que le vendría tener una piscina. Y se han lazado a por ella. Los profesionales del sector reconocen que en muchos casos las visitas o consultas que reciben «son solo por curiosidad». Otras veces con proyectos imposibles por la ubicación o la falta de permisos.

Inédito

«Nunca nos había pasado lo de en plena campaña romper los stocks [una rotura de stock ocurre cuando la empresa distribuidora no tiene cantidad suficiente de un producto y no puede abastecer la demanda]. Es la primera vez que ocurre», insiste Rubén García. Habitualmente, este mes de junio y el de julio «son los de mayor demanda. Agosto ya es más flojo», explica. Por ello durante estos días se producen situaciones curiosas: «Hoy nos han llegado dos piscinas: el primero que venga se las lleva porque con esta situación ya no hacemos reservas».

«Las de obra también están desbordadas y faltan algunos materiales necesarios para instalarlas»

Esto está ocurriendo con las piscinas desmontables, «pero las de obra también están desbordadas y faltan algunos materiales necesarios para instalarlas», apunta García. Lo confirma Carlos López, de Augalia, una firma que trabaja por todo el área coruñesa en la instalación de piscinas prefabricadas y de obra. «Todo lleva su tiempo», reflexiona. En su caso, «no es el cliente el que la quiere para mojarse», se trata de proyectos pensados y planificados. López destaca la importancia de la desinfección, «y más ahora». Por eso señala que las piscinas desmontables que se colocan sobre un terreno son baratas pero deberían llevar un sistema de desinfección como las otras. Eso «supone 2.000 euros más y entonces se les va de presupuesto».

Barbaridades de inexpertos

De todas formas, indica López, ese no es el mayor problema: «Hay gente que está haciendo barbaridades como poner una piscina de 2.000 o 2.500 litros en una terraza. Eso es un peligro. No porque se vaya a caer la terraza, pero sí se puede agrietar». Es una experiencia que confirma Jorge Noya, cuya empresa (www.poolthink.com) se dedica al diseño de piscinas en función de la forma y ubicación de la finca o de la casa. Un posible cliente les llamó para instalar una piscina en «una vivienda muy alta» y al explicarle que «no podía ser» los despidió de forma no excesivamente amable.

Noya reconoce que hay demandas a las que no llegan, «queda fuera porque no podemos atenderlo», pero a la hora de cumplir los plazos «tenemos que poder». Así, comenta como para el inicio de junio han terminado, tal y como habían apalabrado, una piscina de 21 metros por 8 en una urbanización privada con más de 200 viviendas. Sin embargo, por ahora el presidente de la comunidad, «con buen criterio de sentido común», ha decidido no abrirla, a pesar de que algunos vecinos «por la noche le hacían fotos a la piscina». Quizá soñando con los primeros baños en ella. Pero esta es otra de las cuestiones que se está planteando durante estos días: abrir o no abrir las piscinas de las urbanizaciones.

Pensarlo con antelación

Sobre los plazos para disponer de una piscina, Jorge Noya lo tiene claro: «El que quiera una piscina de verdad que lo piense el año anterior. En noviembre hay que empezar a planificar para tenerla en junio». La ejecución de las obras las sitúa entre un mes y medio y dos meses y, en su caso, apunta que el precio es muy diferente en cada caso al tratarse de proyectos singulares.

Carlos López cifra la inversión media entre 12.000 y 13.000 euros para una piscina estándar. Recuerda que «si haces excavación tienes que pedir permiso». En este sentido detalla la necesidad de «elaborar un proyecto de instalación y tener la licencia de construcción». Reconoce que hay gente que funciona con el «ti vai facendo» pero «sin licencias no empezamos el proyecto». Casi todos los trabajos que están haciendo ahora son los que ya tenían contratados antes del confinamiento.

Entre los profesionales del sector cifran en varios meses los que suelen tardar los concellos en conceder los permisos. Esta es una de las razones por las que las piscinas desmontables han reventado el mercado.