Ana Belén Porto Pazos: «Algunos científicos me decían: '¿Pero tú qué vas a hacer con los astrocitos?'»

Loreto Silvoso
LORETO SILVOSO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

La profesora de Computación de la Facultade de Informática de la UDC fue la primera que incorporó estas células en el campo de la inteligencia artificial

10 mar 2019 . Actualizado a las 00:18 h.

Ana Belén Porto es nuestra Ada Lovelace. Al igual que la primera programadora informática de la historia, Ana tuvo que lidiar con las reticencias de numerosos científicos que no creían, como ella decía, en el papel de los astrocitos en la inteligencia artificial (IA), presente y futuro de la tecnología de nuestras vidas.

-Tradicionalmente, a estas células se les había otorgado un papel secundario.

-Sí, se pensaba que solo eran un apoyo a las neuronas pero, gracias a investigadores como Alfonso Araque, con el que tuve la suerte de trabajar en el CSIC, se demostró su importancia.

-Tenían sus detractores.

-Decían que esto era una tontería, que la neurona era suficiente.

-Usted propuso probar la introducción de los astrocitos en las redes para que se hicieran más parecidas al cerebro.

-Me salí de lo normal para probar algo que parecía muy arriesgado, pero así es la investigación. Nunca sabes cómo va a acabar.

-¿Hubo mucha resistencia?

-Me costó, pero lo conseguí.

-¿Trataron de frenar sus ideas?

-Algunos científicos me decían: «¿Pero tú qué vas a hacer con los astrocitos? ¿Para qué hacen falta?». Recuerdo también a evaluadores de revistas científicas poniendo pegas: «Aún no se ha demostrado que los astrocitos funcionen en el cerebro».

-Es experta en inteligencia artificial. ¿Hay que tenerle miedo?

-No hay que temerla. Y tampoco hay que dejar de investigar solo porque pueda haber alguien que la use para hacer el mal.

-¿Acabaremos dominados por las máquinas?

-Eso es lo que siempre sale en las películas. Yo lo veo muy lejos.

-¿Una peli que lo cuente bien?

-Yo Robot, con Will Smith.

-¿Ya hay robots con emociones?

-Igual que los entrenas para que puedan esquivar un obstáculo o que se paren ante un peatón, puedes entrenarlos para reír o llorar.

-Poco les falta para ser humanos.

-La conciencia. Aprender puede aprender con la IA, pero la conciencia es propia del ser humano.

-¿Un robot podría acabar escribiendo una entrevista? Lo digo por si me quita el puesto...

-¡Quién sabe! A lo mejor, sí.

-No me deja muy tranquila.

-En la universidad se trabaja ya en creatividad computacional. Son sistemas inteligentes que pueden llegar a generar música, esculturas... Un software podría aprender a crear un cuadro.

-Ya que en la Facultade de Informática los propios alumnos deben ser expertos en traspasar los cortafuegos de un ordenador, ¿alguna vez les han espiado las preguntas de un examen?

-Que yo sepa, no. De haberlo hecho, supongo que lo tendrían muy calladito, pero no me extrañaría [risas].

«Los asistentes virtuales que estamos metiendo en nuestras casas nos espían»

La investigadora de la Universidade da Coruña Ana Belén Porto coordina la asignatura de Sistemas Inteligentes.

-Los asistentes virtuales que estamos metiendo en casa, como Alexa y compañía, ¿escuchan nuestras conversaciones?

-Pues claro. Google nos espía. Puede entrar en todo lo que subimos. El FBI tiene acceso a Google para ver lo que quiera. Eso ya está ocurriendo.

-¿Usted tiene alguno en casa?

-No. Yo tomo muchas precauciones. Tengo un hijo pequeño de cinco años y soy de las que no pone una sola foto de él en Facebook. Es su privacidad. A lo mejor, cuando él sea mayor, no le interesa que esa foto esté ahí. Además, pueden utilizar esa imagen para cualquier cosa. A veces parezco demasiado estricta pero, cuando en el colegio te piden una autorización para subir su imagen a las redes sociales, yo digo «no». No me interesa.

-¿Y no tiene la sensación de ir a contracorriente?

-Totalmente. No tiene por qué pasar nada malo, pero tengo mucho cuidado de no subir cosas de mi vida privada a la Red.

-Oiga, a estas alturas de la película, ¿puede quedar alguien que piense que los ordenadores son cosa de hombres?

-Tristemente, creo que esa idea sigue por ahí pululando.

-¿Por eso siguen siendo menos chicas en la facultad?

-Puede ser. En grupos de 20 alumnos, con suerte hay 3 chicas. Es un porcentaje bajísimo. Creo que nos falta explicar mejor que esto no es solo cacharrería y circuitos. Las aplicaciones de la informática van desde el medio ambiente a la psicología. Yo misma me metí en esto para investigar en medicina y biología, que es lo que hago.

Quién es ella: Profesora del departamento de Computación en Informática.

Origen: Nacida en A Coruña, su padre es de Malpica, y su madre, de Corme. Una afortunada combinación.

Día de la Mujer: El miércoles dio una charla en la ONCE.