Un hombro para el adiós

R. Domínguez LA VOZ / A CORUÑA

A CORUÑA

La Unidad de Cuidados Paliativos del Chuac constata el efecto entre los pacientes de contar con un equipo de apoyo psicosocial integrado en la terapia de la dignidad

03 jul 2017 . Actualizado a las 17:09 h.

La lógica hacía pensar que no podía ser de otra manera, pero han comprobado, con datos y evaluaciones, que nunca viene mal un hombro para la despedida. La Unidad de Cuidados Paliativos del Chuac, con sede en el Sanatorio Marítimo de Oza, percibe ya los resultados de contar con equipo de apoyo psicológico para los pacientes y también para sus familias.

Son dos profesionales que, respaldando la filosofía impregnada en todo el personal de la unidad, trabaja añadiendo valor a la terapia de la dignidad, ese término acuñado por Harvey Max Chochinov que no es más que el respeto a la condición humana. También en la hora del adiós. Se basan para ello en un abecé: la actitud profesional abierta, la comprensión de cada paciente como un individuo único, y la compasión, que no la pena, demostrada en la escucha activa y el diálogo franco.

«En el último año, 206 pacientes de los 450 que ingresaron se han beneficiado de este apoyo psicosocial que facilita la Fundación la Caixa y Cruz Roja y ellos mismos han referido una disminución del sufrimiento, el malestar emocional y la ansiedad», explica Juan Sanmartín, jefe de la sección, antes de señalar la singularidad de una unidad en la que muchos de esos pacientes ya no pueden recibir ese apoyo por el avanzado deterioro cognitivo que sufren.

Aún así, considera «positivo» tanto cuantitativa como cualitativamente un programa que ha ayudado en el final de la vida a más de 200 personas que, en un 60 % de los casos, sufrían cáncer, pero también patologías neurológicas, cardiopatías avanzadas o atravesaban el último estadío de enfermedades crónicas respiratorias.

A todos ellos, a su ingreso se le realizaron evaluaciones clínicas en la búsqueda de las necesidades psicológicas de cada uno. Los psicólogos se fijaron en dimensiones varias para las que no existe un bisturí mágico: las inquietudes del paciente en cuanto al sentido de la vida, el malestar emocional, el sufrimiento, el perdón, la paz...

«Cuando llegan, detectamos que la mayoría tienen mucho estrés, angustia por el futuro determinado, sufrimiento físico, y también psicológico, no solo porque están llenos de interrogantes acerca de su propia enfermedad, sino sobre su destino y el sentido de su vida», explica Sanmartín.

Con la intervención psicológica, a la vuelta de distintas sesiones y de un trabajo coordinado de todo el equipo, pudieron comprobar que «la situación mejora, sobre todo si ha habido tiempo y oportunidad de realizar cinco entrevistas clínicas y tres semanas de seguimiento». Y pone un ejemplo: de ese grupo con mayor continuidad «el 80 % sostenía al llegar que su vida no tenía sentido, pero después más de la mitad , el 52 %, aseguraron haberlo encontrado».

Para el responsable de la unidad, además de avalar la eficacia, medida en bienestar dentro de lo irreversible, de contar con un acompañamiento psicosocial profesional, se demuestra que, llegado el momento, «es importante traspasar al paciente a cuidados paliativos en cuanto sea posible». Lo es, insiste, para dar tiempo a «vivir con dignidad hasta el último momento».

450 casos

Pacientes

La media de enfermos ingresados en la unidad al año.

79 años

Edad

La edad media de los enfermos en el área de paliativos.

20 días

Estancia

Veinte días es el tiempo medio de hospitalización.

21 habitaciones individuales también durante los meses de verano

En esa línea de la terapia de la dignidad, la unidad de paliativos impulsa iniciativas en beneficio de los pacientes en el momento final de la vida. Entre ellas, además de buscar apoyos residenciales para quienes no requieren hospitalización y carecen de apoyos familiares, ha individualizado la atención disponiendo que la estancia sea en habitaciones de una sola cama. «Tenemos 21 y permanecerán activas también durante el verano», insiste Sanmartín.