El muro de la Atlántica

Jaime Á. de la Torre TRIBUNA ABIERTA

A CORUÑA

11 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El maratón es un ejercicio de exigencia, sacrificio e ilusión que requiere un período de preparación en el que la improvisación no suele ser una buena aliada. Todo el planteamiento inicial puede desmoronarse por una serie de elementos de diversa índole, ya sean de carácter físico, psicológico, meteorológico u organizativo.

Hoy en día, el mundo del running trasciende el ámbito deportivo, siendo aprovechado por diversos sectores; desde Administraciones públicas hasta centros deportivos, tiendas de ropa o el propio sector turístico, que ha encontrado en la práctica deportiva un modo de ampliar y complementar la oferta de destinos, combatiendo así la estacionalidad turística. La Maratón Atlántica Coruña 42, a pesar de su corta edad (seis ediciones) llegó a posicionarse dentro del panorama nacional de pruebas de este tipo; en el 2015 ocupó el 7.º lugar del ránking de la Federación Española de Atletismo, estando casi a la par de pruebas como la de Castellón, que con tan solo una edición más no ha parado de crecer en participación.

La gestión de eventos deportivos como reclamo turístico obliga a prestar atención a una serie de parámetros, como los impactos sociales o medioambientales, el clima, los servicios e infraestructuras necesarias o la propia elección de la fecha de competición. La forma de A Coruña propicia que sea la única ciudad gallega que permite elaborar un trazado asequible y atractivo para un maratón. Además, se ha logrado crear y proyectar una imagen de la carrera basada en sus aspectos característicos y singulares, como el clima, el territorio e incluso su iconografía. Coruña42 recuerda a viento, agua, lluvia y mar, motivando al corredor a enfrentarse a un trazado singular.

El control del tiempo es un elemento clave que transmite al corredor si está haciendo las cosas bien o puede ser predictor de fracaso. Ojalá que tras el paso por meta del último corredor de este año se ponga en marcha el cronómetro de cuenta atrás para la 7.ª Maratón Atlántica, en el 2018, y que el descenso de participantes de esta edición no se convierta en el temido e indeseado muro de la Atlántica.