¿Para qué sirven los concursos?

Alberto Unsain

A CORUÑA

02 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Allá por el año 2007, cuando el surtidor del crédito de las entidades financieras vomitaba dinero a chorros directamente a los bolsillos de los ciudadanos e instituciones, el Ayuntamiento presidido por Javier Losada y la Autoridad Portuaria, convocaron un concurso de ideas, con jurado, para adjudicarle al ganador el proyecto de reordenación de la Marina. Y recalco lo del jurado, porque con el tiempo me doy cuenta del ridículo que hicimos perdiendo el tiempo, cuando pensábamos algunos que estábamos dilucidando la estética futura de una de las fachadas marítimas de la ciudad, y de la que es una de sus estampas más reconocibles.

Fueron varias jornadas de sesudos debates analizando, valorando y contrastando las once propuestas presentadas para decidir la solución más atractiva, beneficiosa para los ciudadanos y posible en un espacio tan sensible del tejido urbano coruñés.

En general, los trabajos presentados incidían en tres aspectos diferenciadores: soterrar el tráfico, combinarlo entre superficie y subsuelo y, finalmente, los que mantenían la circulación de automóviles por la Marina unificando los dos viales que bordeaban una absurda isla ajardinada con dos enigmáticos edificios, de forma que se pueda aumentar el espacio peatonal por las arcadas.

La propuesta presentada por José González Cebrián, bien documentada, atractiva por su sensata integración con el entorno y factible en su desarrollo, fue la ganadora, por delante de las de Felipe Peña y Luis Collarte, las dos dignas finalistas.

Sin apenas explicaciones y mucha prisa electoral, a principios de año, el alcalde Carlos Negreira junto con el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, presentaron el proyecto de la nueva Marina totalmente peatonalizada. Pero curiosamente, por arte de birlibirloque, el autor del proyecto fue el que quedó tercero en el concurso.

No dudo de la capacidad de gestión del alcalde, ya demostrada, ni de la valía profesional de Collarte, que la tiene, pero dicho lo cual, yo me pregunto: En un escenario tan diferente para mal al de hace siete años ¿era necesario enterrar el tráfico? Y sobre todo ¿sirven para algo los concursos con jurado?

Seguro, que el resultado final del encargo para reordenar la Marina a Luis Collarte mejorará lo anterior? ¿pero a qué precio?, el tiempo lo dirá.

La ciudad del futuro

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