Un harén de cuarenta vacas recibirá a partir de septiembre al mejor toro de la feria de A Coruña, que fue indultado por el diestro colombiano Luis Bolívar el 8 de agosto
29 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Hay que ver lo listo que fue Tontillo. El toro, indultado por el diestro colombiano Luis Bolívar en la feria de A Coruña, ya se ha recuperado de sus heridas y vive tranquilo en los campos de Santa Cruz de la Sierra, en Cáceres. Veinte días tardó el morlaco de la ganadería El Torreón en recuperarse de las heridas provocadas por la puya y los banderillazos. El astado, negro, precioso, de 526 kilos y propiedad de César Rincón vivirá como un marajá lo que le queda de vida, unos quince años. Y es que parecía tonto el morlaco que a partir del próximo mes le espera un harén de cuarenta vacas y se convertirá en semental hasta que el cuerpo aguante.
Según confiesa su propietario, de casta le viene el galgo al morlaco. Y es que su madre, Tontillo, ya había parido a un semental y a su padre, que se llamaba Barbazul, el diestro José Tomás le perdonó la vida en una novillada que se organizó en la finca que la ganadería tiene en Cáceres. Fue entonces cuando César Rincón supo que de esta unión solo podía salir un buen producto. Y así fue.
Desde la salida al coso coruñés, el que fue matador de toros y ahora dirige El Torreón, ya le notó unos dotes que le hicieron presagiar el triunfal final de Tontillo: «Tenía bondad, recorrido, bravura y calidad en su embestida, además de prontitud a la llamada del diestro», pero sobre todo destacó por su fenotipo: «Era muy bonito», asegura.
Con razón, el respetable ya pidió el indulto en mitad de la faena. Ahora solo hay que esperar a conocer el harén de Tontillo, que llegará en el próximo mes de septiembre. Lo que parece claro es que no se elegirá al azar, sino que primero habrá que estudiar el árbol genealógico de cada una de las vacas y comprobar que no hay parentesco entre ellos, por eso de que no salga ningún astado defectuoso. Sin duda, un honroso final para el mejor toro de la feria de María Pita.