HISTORIAS DE A CORUÑA Su entierro en San Amaro constituyó una gran manifestación de duelo Aunque fue oscurecida por la merecida fama de Carmela Arias, condesa de Fenosa, muchos coruñeses recuerdan a Amalia Torres Sanjurjo, primera esposa de Pedro Barrié de la Maza y mujer de apreciables virtudes, que falleció en Madrid hace ahora medio siglo, víctima de un cáncer de garganta. Fue enterrada en un modesto nicho del tercer departamento del cementerio de San Amaro, al lado de donde hoy reposan los restos del conde de Fenosa bajo el epitafio «Pasó haciendo el bien».
05 ene 2002 . Actualizado a las 06:00 h.CARLOS FERNÁNDEZ A CORUÑA Amalia Torres había contraído matrimonio con Pedro Barrié en 1916. Tenía 35 años y se había quedado viuda de su primer matrimonio con el abogado del Estado y terrateniente salmantino, natural de Ciudad Rodrigo, Fernando Sánchez Arjona. El matrimonio no había tenido hijos. Amalia era hija de Eduardo Torres Taboada, senador del Reino y diputado a Cortes, y de Asunción Sanjurjo Flórez, la cual, después de enviudar, heredó de su madre, Clotilde Flórez Quiroga, el título de condesa de la Torre Penela. Amalia tenía una hermana, Josefa, casada con Andrés Fariña Dalmau, descendiente de los banqueros Dalmau que dieron origen al Banco Pastor. La boda de Pedro Barrié y Amalia Torres tuvo lugar en el pazo de Ayán (Culleredo), propiedad de la familia de la novia. La ceremonia, que fue bendecida por el presbítero José Benigno Peón, se celebró en familia, por la mañana, ofreciéndose seguidamente un lunch. Además de los padres y hermanos de los contrayentes, asistieron también Antonio del Moral; Ricardo y Matilde Rodríguez Pastor; Eduardo de la Barrera, José Durán Salgado y Evaristo Martelo de la Maza. Un detalle curioso es que el novio tenía 27 años y la novia 35, al revés de lo que se estilaba, tanto entonces como ahora. Viaje de novios El nuevo matrimonio salió de viaje de novios por varios países del Mediterráneo, entre ellos Egipto, donde se hicieron las tradicionales fotografías en camello ante las pirámides. Este viaje lo repitieron años más tarde a bordo del Cap Polonio, acompañados de sus cuñados, el matrimonio Torres Sanjurjo-Ozores Miranda. Pedro Barrié encontró en Amalia a su compañera ideal. Mujer discreta, amable y cariñosa, le acompañaba muchas veces en sus viajes, especialmente en los que hacía a Madrid, y le animó siempre a fundar nuevas empresas que engrandeciesen a Galicia. Amalia Torres también se distinguió a través de diversas asociaciones benéficas por su espíritu caritativo, llevando numerosos socorros a las familias necesitadas de A Coruña.