La sardina emigra al norte

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

CIENCIA

Los pelágicos son la base de la dieta de los cetáceos y su migración repercutirá en todo el ecosistema.
Los pelágicos son la base de la dieta de los cetáceos y su migración repercutirá en todo el ecosistema. XOAN CARLOS GIL

Los científicos constatan la «huida» de los pelágicos por el calentamiento del mar y avisan de que las flotas dependientes deberán adaptar sus economías

18 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La merluza, una especie hace unos años prácticamente exótica en Noruega, forma parte ahora de la composición habitual de las capturas de su flota. La caballa se ha expandido tanto que se encuentra ya al norte de Islandia, a las puertas del Ártico. Y la sardina ya no se prodiga, al menos no en tanta abundancia, en las aguas ibéricas. Que se lo pregunten si no a las flotas de cerco de España y Portugal, que ya llevan dos años con este disputándose la poca que aparece.

En el caso de las dos primeras especies está por definir el motivo que las ha llevado a migrar hacia el norte. Pero en el caso de la sardina, al igual que otros pelágicos, como la anchoa y el jurel, ese desplazamiento hacia el norte se debe al calentamiento del agua. Así lo han constatado los científicos en un estudio pionero que ha analizado 57.000 censos de peces en 40 años y con el que han confirmado que el aumento de hasta 1,3 grados centígrados en la temperatura media de las aguas del Atlántico norte constatada en los últimos 30 años afecta directamente a la frecuencia y biogeografía de los pelágicos.

¿Por alimento o temperatura?

Hasta ahora, los investigadores no habían logrado probar si los cambios observados en la fisiología de estas especies eran resultado de las variaciones en las comunidades planctónicas, sus principales presas -que con el calentamiento global también han cambiado su distribución y abundancia- o era consecuencia directa de la subida de la temperatura del agua. Pero el estudio, publicado en Global Change Biology, resalta la importancia de esta última cuestión como responsable última de la subtropicalización de las capturas en el mar del Norte y el Báltico. Porque se han capturado sardinas y anchoas «incluso entrando en el mar Báltico», donde retrocede el arenque o el espadín, subraya Ignasi Montero-Serra, investigador en el departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona y autor principal del estudio, en declaraciones a la agencia de noticias científica Sinc.

El trabajo, el primero que se realiza a gran escala temporal y espacial -57.000 censos de peces de la pesca comercial en la plataforma continental europea entre 1965 y el 2012-, permite entender las dinámicas de esta especie en relación al rápido calentamiento de los océanos que se viene produciendo desde la década de los ochenta. Los resultados revelan que sardinas y otros peces de ciclos de vida rápido, fase larvaria planctónica y baja dependencia del hábitat, son altamente vulnerables a cambios en la temperatura del mar, por lo que representan «un bioindicador excepcional para medir la dirección y velocidad del cambio climático que se espera en un futuro reciente», explica Montero-Serra.

Y es que sardinas, boquerones y caballas, además de tener un gran valor comercial, desempeñan un papel primordial en los ecosistemas marinos y, según los investigadores, los cambios en este grupo ecológico tan importante «repercutirán en la estructura y funcionamiento de todo el ecosistema».

Adaptar sus economías

Esta perspectiva no es nada halagüeña para la flota cerquera. Y así lo hace constar el investigador, que advierte de que las zonas altamente dependientes de estos recursos «deberán adaptarse nuevos contextos ecológicos y a las posibles consecuencias», aunque todavía se desconoce la magnitud de la repercusión socioeconómica.