La puntería volvió a serle esquiva al Lugo ante el Huesca. En contraposición a la Copa del Rey, los rojiblancos sí dispusieron de ocasiones suficientes como para haber, siquiera, puntuado. Durante los primeros 25 minutos, el Huesca se presentó como el equipo más compacto que desfiló a orillas del Miño esta temporada. No cedieron la posesión y buscaron el arco rival. A partir de ese momento, los lucenses tomaron el mando y, curiosamente, fue entonces cuando tras un error defensivo en un saque de banda, impropio a este nivel, recibieron el primer golpe. En la segunda mitad, los lucenses encajonaron a los oscenses, quienes tuvieron que recular varios metros ante el empuje local. Antonio Núñez, con la zancada de fondista que enamoró a Rafa Benítez, sentenció el partido con dos asistencias (la última tras una jugada individual memorable) y anotó un gol después de contemplar un boquete a espaldas de Manu, quien ofensivamente estuvo extraordinariamente activo creando varias de las mejores ocasiones. Fran Sol, receptor de la mayoría de miradas, se mostró participativo rondando el gol, aunque finalice la jugada con prontitud en ocasiones. La titularidad obligada de Víctor Marco mejoró notablemente la salida de balón. Héctor Font apareció en menor grado y lo pagó un Lugo que tiene en Óscar Díaz un recurso anotador en racha. Tonetto, siempre interesante, echa en falta un mayor protagonismo del ataque en banda izquierda y pagó en la segunda parte su bajón físico. Los cambios apenas auxiliaron, salvo Pablo Álvarez, que se postula como un jugador clave cuando los nervios atenacen a un equipo, todavía, sin callo de Segunda, pero sí con aptitud y trazas de Plata.