German Galindo, director de construcción de la autovía de la Costa da Morte, comenta que a la infraestructura «le queda la rodadura, el pintado y algunos detalles menores que son solventables»
03 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Aterrizó hace ahora poco más de un año para dirigir las obras de construcción de la autovía de la Costa da Morte, un proyecto valorado en casi 160 millones de euros (el plazo de concesión concluirá en el 2038), que tenía que estar finalizado, sí o sí, este verano. Cuando arrancó de nuevo la actuación, en diciembre del 2014, la obra estaba ejecutada únicamente al 20 %. Germán Galindo Canales, madrileño de 40 años, es ingeniero de caminos, canales y puertos por la Universidad Alfonso X El Sabio. Reconoce que residir en Laxe le ha servido para convertirse en un bergantiñán más: «Para un madrileño como yo, levantarse de cama y ver el mar es, sencillamente, increíble».
-Supongo que su piso de Laxe será muy solicitado durante el verano.
-Sí, el teléfono no para de sonar de amigos y familiares que desean pasar unos días aquí, pero eso es bueno.
-La obra de la autovía entra en su recta final. ¿Sigue pensando que no es una actuación compleja?
-No es una obra compleja. Otra cuestión es que para mí sí sea la obra más importante de las que he dirigido hasta el momento. No por su dificultad. Su complicación radica en tener que acabarla en unos plazos muy concretos, que no admitían retrasos. Ese creo que es el gran mérito: cumplir los objetivos sin demora, sin costes adicionales y lo hemos logrado. Esa es mi humilde opinión. Y para ello hubo que movilizar a mucha gente y traer gran cantidad de maquinaria pesada.
-Yo sigo alucinando con la ingeniería empleada para hacer el viaducto sobre el río Calvar.
-Impresionan esos pilares de más de 31 metros de altura, pero la verdad es que los seis viaductos se lograron hacer sin problemas pese a que desde fuera parece una obra de ingeniera complicada.
-¿Que destacaría de la autovía como proyecto constructivo?
-En la actualidad este tipo de obras están muy estandarizadas. Puede haber diferencias en función de la orografía de terreno o de una serie de variables que pueden surgir durante el desarrollo de la obra. Pero, por lo general, son actuaciones muy similares. Pero sí destacaría algo de esta autovía: su seguridad. Esta planteada y diseñada de tal forma que la seguridad de los usuarios está perfectamente garantizada. Cumple con todos los parámetros exigidos en la normativa. En ese sentido quiero trasladar al lector de que es una infraestructura muy segura.
-Nada que ver con la AG-55.
-La autovía de la Costa da Morte no presenta grandes desniveles ni grandes pendientes. En ese sentido es perfecta para facilitar la conducción.
-¿Va la obra en plazo?
-Sí, marcha según los plazos previstos inicialmente. La Xunta de Galicia y la UTE quedaron en tenerla lista y operativa este verano y estará transitable este verano. Si podemos adelantar algo los plazos de entrega, mejor.
-¿Qué queda para su conclusión?
-La rodadura, el pintado y detalles menores que son perfectamente solventables, como el arreglo y adecuación de los accesos de las fincas de los vecinos.
-¿Sabe si va a continuar ligado a este proyecto una vez se inaugure la autovía?
-Lo desconozco. Soy el director de construcción y no sé que planes tiene la empresa para el futuro.
-¿Pero le gustaría continuar vinculado?
-Sí, claro que me gustaría. Me encanta la zona, la gente, el entorno, la gastronomía. Es un sitio ideal para vivir. Pero, si finalmente no me quedo como trabajador, vendré como turista, lo tengo claro.
-¿Por qué y de quién surgió la idea de que los chavales visitaran la autovía en tren?
-Fue el Concello de Cabana el que planteó esa posibilidad y a la UTE y a la Xunta le parecieron muy bien.
-¿Cree que los jóvenes son conscientes de lo que representa una obra de este calado?
-Creo que, a su manera, son conscientes de lo que significa. Además teníamos a María [Canosa], que sabe explicar muy bien a los chavales todo esto. Al final, creo que se llevaron una percepción de todo y, sobre todo, un recuerdo de esas visitas.
-Y ahora un concurso de ideas sobre el futuro que la autovía puede deparar a la Costa da Morte.
-Es importante saber qué opina la gente de la autovía y conocer un poco sus impresiones: lo que está bien, lo que está menos bien y aquello que se puede mejorar.
-¿Una especie de barómetro?
-Sí claro. Es importante que la gente, los vecinos, los conductores opinen y generen un foro de debate y de intercambio de ideas.
-¿Cuál es su opinión al respecto?
-Una infraestructura es positiva siempre. Genera empleo en la zona. No solo directo, sino también indirecto. Sirve para vertebrar el entorno, favorece el turismo, reduce los costes de logística de las empresas, reduce tiempos, reduce las distancias entre pueblos y ciudades. Creo que es beneficiosa.
-¿Cree que la autovía pueda acabar acelerando el proceso de despoblamiento en la Costa da Morte?
-Es una pregunta muy compleja. Soy optimista por naturaleza y creo que ese fenómeno de despoblamiento no se va acelerar, y menos por la autovía. La gente tiene que ir a Baio, a Carballo, tiene que comprar las patatas de Coristanco, tiene que visitar a sus amigos, familiares y vecinos. Lo que se consigue con una infraestructura de este calibre es la dinamización de la economía, la fijación de población. Pero repito, es una opinión muy personal. Yo no tengo la razón absoluta y a lo mejor alguien tiene otra opinión diferente, tan o más respetable que la mía, porque vive aquí.