Manolo Alvariñas, el exlibrero jubilado que lleva siete años cocinando gratis para el comedor de Cáritas en Cee

Melissa Rodríguez
melissa rodríguez CARBALLO / LA VOZ

CEE

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Esta cocina social es la única de la archidiócesis de Santiago que funciona solo con voluntarios. «O que nos aporta é a satisfacción de axudar á xente», dice

03 dic 2023 . Actualizado a las 17:59 h.

Cáritas de la Unidad Pastoral de Cee tiene hoy por delante varios actos de celebración para conmemorar los diez años de actividad de la Cocina Social San Roque. No es para menos, pues desde Santiago le trasladaron en este 2023 que este comedor es el único de la archidiócesis, que engloba 111 concellos de A Coruña y Pontevedra, que funciona con voluntarios, lo cual es motivo de orgullo. Desde allí atienden a vecinos de las parroquias de Ameixenda, Brens, Cee y Toba, del municipio ceense, pero también de Buxantes (Dumbría), Redonda y Corcubión.

Un grupo de quince mujeres y hombres son el motor de esta iniciativa solidaria. La gran mayoría son jubilados, y es que es una labor que exige tiempo, aunque muchos se van rotando.

MARCOS RODRÍGUEZ

Los fogones arrancan temprano, a las ocho de la mañana. Cuatro horas después, los participantes ya pueden recoger los ricos envases de comida para llevárselos a sus casas. A las 12.30, después de limpiar y recoger las instalaciones, dan la jornada por terminada hasta el día siguiente. Así, todo el año, de lunes a viernes, salvo agosto, en el que se toman un respiro. Incluso los últimos días de la semana tienen que redoblar esfuerzos, ya que el viernes preparan unos paquetes especiales para el sábado y el domingo. Lo mismo en las jornadas previas a grandes fiestas como las que ya asoman de Navidad. Y las raciones diarias son siempre dobles y abundantes (dos platos, además de postre), pensando también en la cena.

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«O que nos aporta o noso traballo é a satisfacción de axudar á xente sen recursos»

Manolo Alvariñas vive en la parroquia de Cee, donde casó. Tiene 67 años y los últimos siete, desde que se retiró, es el encargado principal de la cocina social. Está al frente de los fogones, y no solo eso, pues como él explica, entre sus funciones también están las de «clasificar e controlar os alimentos».

«Tiñan falta dun cociñeiro e, unha vez que vas un día, xa queres ir todos», comentaba ayer entre risas. Los últimos cuatro años de su vida laboral los pasó «fóra», como jefe de cocina de un restaurante. Antes fue librero en el propio concello con el establecimiento Trazos. «A maior satisfacción que unha persoa que xa deixou a súa vida laboral pode ter é axudar aos demais sempre que haxa necesidade, e hai moita. O que nos aporta o noso traballo é a satisfacción de axudar á xente sen recursos», afirma.

Lo que allí hacen es una cocina «ocasional», explica. Gestionan los menús prácticamente a diario. Son dietas equilibradas, que tienen en cuenta a los mayores, los niños, y cualquiera patología o alergia. De este modo, nunca hay un solo menú al día establecido.

No falta la carne ni el pescado, las verduras, las pastas y las legumbres. Y la respuesta que reciben es, «en xeral, de agradecemento», dice.

Entre los que acuden «hai un pouco de todo», señala: «Xente xoven, sen traballo por enfermidade ou que non ten pensión, nenos... Os maiores supoñen un 20 %. Os inmigrantes, un 50. Non teñen moitos medios para facer de comer».

Él piensa seguir mientras pueda.

Atienden a cuarenta usuarios cada jornada

Actualmente, cuarenta personas acuden a diario al comedor situado en el casco antiguo. Lleva por nombre San Roque en honor al copatrón de Cee por el que, además, tenía especial devoción la vecina de la parroquia que donó el inmueble para actividad caritativa, cuenta Iván Pérez, coordinador de sacristías de la unidad pastoral. Él destaca el «compromiso» de los voluntarios.

Un convenio con el supermercado Mercadona de la localidad les permite acceder a alimentos «todos os días de luns a venres», explica Iván. También colabora el pequeño comercio con pan y pescado fresco. Asimismo, reciben donaciones de Seprona, además de las recogidas solidarias que llevan a cabo y los productos propios de Cáritas. Un acuerdo económico con el Concello y las aportaciones de los socios ayudan a pagar las facturas de la luz y del gas.

Ana García

Su labor también es educativa. Así, una de las normas que imponen a los participantes es devolver los envases del día anterior limpios, aunque después pasen por un proceso de desinfección en el centro.

«O que fai falta sempre son máis mans», recuerda Pérez. Por ello trabajan en incentivar la colaboración desde diferentes ámbitos: colegios, asociaciones...