El recinto del Asalto ao Castelo de Vimianzo se quedó pequeño
09 jul 2012 . Actualizado a las 14:56 h.La nobleza ya no tiene nada que hacer contra el poder irmandiño, que ha ido aumentando desde la primera edición del Asalto ao Castelo, hace ya 17 años, para convertirlo en uno de los acontecimientos más destacados del año en Vimianzo y en la Costa da Morte.
La representación de la madrugada de ayer fue la más espectacular y multitudinaria de cuantas se han celebrado. De hecho, debido a la imposibilidad de que todo el público accediese al foso fue preciso instalar una pantalla gigante para que no se perdiese detalle de los amores del protagonista con la vizcondesa, de los celos de la irmandiña o de la encarnizada batalla del pueblo contra el arzobispo Alonso I de Fonseca. Y lo mismo ocurrió en la zona de los conciertos, que fueron retransmitidos en directo en otra gran pantalla.
El recinto del Asalto ao Castelo empieza a quedarse pequeño a medida que la representación va a más. Porque aquella iniciativa de hace 17 años se ha convertido en una recreación muy cuidada, tanto por parte de los actores que interpretan los papeles protagonistas como por la propia puesta en escena, en la que música, luces y fuegos artificiales están perfectamente acompasados, y en la que todos los recursos se utilizan, unas veces con sutileza y otras descaradamente, para hacer pequeños guiños a la actualidad.
El Asalto se ha convertido, además, en una celebración que va más allá del sábado. Este año ha habido talleres, charlas, una exposición organizada por La Voz, un concurso de pinchos irmandiños y hasta una cena medieval. Los organizadores tratan de conseguir la declaración de fiesta de interés turístico, porque en la práctica ya lo es.