Mariquitas, unas bellas agentes para mantener a raya las plagas de la huerta

Somos Agro EL CONTENIDO DE LA PRESENTE PUBLICACIÓN, REPRESENTA ÚNICAMENTE LAS OPINIONES DEL AUTOR Y ES RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DE ESTE. LA COMISIÓN EUROPEA NO ASUME NINGUNA RESPONSABILIDAD POR EL USO QUE PUDIERA HACERSE DE LA INFORMACIÓN CONTENIDA EN DICHO MATERIAL.

BIODIVERSA GALICIA

cedida

Proteger la biodiversidad es uno de los objetivos de la nueva política agraria común. De ahí que recurrir a la lucha biológica en lugar de a los pesticidas químicos sea una buena fórmula de cumplirlo.

07 mar 2022 . Actualizado a las 15:16 h.

Cuidar el medio ambiente y frenar el cambio climático son asuntos sobre los que giran tres de los nueve objetivos de la nueva política agraria común (PAC). Y dentro de la protección del entorno natural, algo que está muy claro es la urgencia de proteger la biodiversidad y de conservar los servicios ecosistémicos, los hábitats y los paisajes. Ahí entra en juego la Estrategia de Reducción en el Uso de Pesticidas en la agricultura, que promueve la lucha biológica como instrumento para frenar las plagas que periódicamente atacan los cultivos como alternativa al uso de pesticidas químicos. De ahí que la solución a las plagas está dentro de los ecosistemas que urge conservar.

Porque como explicaba ya a finales de los noventa el estudio El uso de insectos depredadores en el control biológico aplicado, elaborado por expertos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), «el ecosistema es un sistema en el que, por tanto, todos los elementos que lo integran se interrelacionan y justamente el estado de cada uno depende de esas relaciones». De ahí que todas las especies que conviven en el ecosistema están sometidas a un control de densidades poblacionales. «Gracias a ese control natural, la mayor parte de las especies de insectos potencialmente dañinos no se convierten en plagas reales, resultando solo un 1% de las especies que llegan a resultar nocivas», recogía aquel estudio. 

Imagen de una larva de mariquita
Imagen de una larva de mariquita PEPA LOSADA

 Uno de los insectos que juega un papel fundamental en el equilibrio ecosistémico de los huertos es la mariquita, esos pequeños coleópteros de la familia de las coccinellidae a los que más de uno habrá cogido en la mano para cantarle de «xoaniña voa sol, voa voa e fai sol». Las mariquitas pueden hacer mucho por el huerto, sobre todo porque su voracidad acaba con el pulgón, los ácaros o la cochinilla. De ahí que todo agricultor debe cuidar y proteger a las mariquitas. Porque son sus aliadas. 

No está de más saber que, por ejemplo, no les gusta el frío. Por eso, hibernan en otoño e invierno. Lo hacen refugiadas en cortezas de árboles o en lugares donde puedan estar a buen recaudo frente a sus depredadores: pájaros, arañas, libélulas o algunos anfibios. Cuando despiertan de su letargo invernal, las mariquitas hembras suelen poner una media de 400 huevos. Lo hacen cerca de colonias de pulgones para que cuando las larvas rompan el huevo tengan cerca alimento suficiente para crecer vigorosas durante sus cuatro fases larvarias. Una vez que llega a la edad adulta, una mariquita, según algunos estudios publicados, puede devorar durante todo el verano unos mil pulgones. Solo por eso no cabe duda de que las mariquitas pueden hacer mucho por los huertos. Porque el pulgón es un insecto chupador que vive en colonias que atacan a una gran variedad de plantas. Además hacen buenas migas con las hormigas porque mientras están en la planta sueltan una especie de melaza que le encanta a las hormigas. A cambio de ese sabroso manjar estas los protegen de los depredadores, haciendo frente incluso a las poderosas mariquitas. 

Pero cómo atraer mariquitas al huerto. Pues solo hay que saber lo que les gusta. Y les encantan las flores de colores vivos. Caléndulas, margaritas, crisantemos, alisos...., pero también les gustan las hierbas autóctonas. De ahí que no sea conveniente arrancar todas las malas hierbas que puedan aparecer en el terreno. No está de más dejarles algún bebedero para que puedan saciar su sed. No todo va a ser comer pulgones.