Roqueros con geada y seseo

BARBANZA

Llegaron a lo alto del panorama musical poniendo ritmo a las historias de Barbanza pero, tras doce años de éxito, dejaron la banda para iniciar carreras en solitario

31 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Eran jóvenes, daban sus primeros pasos en el mundo de la música y soñaban con ser estrellas. El éxito llegó a sus manos casi sin esperárselo. De un día para otro, los Heredeiros da Crus pasaron de tener que hacer cábalas para meter sus instrumentos en un bar a tocar para miles de personas en los mejores escenarios de Galicia y Portugal. Pero todo lo bueno se acaba. Tras conseguir un batallón de incondicionales que escuchaban sin cesar aquellas canciones que ponían letra y ritmo a las historias de Barbanza y cuando estaban en lo más alto de su carrera, Fran, Tuchiño, Toñito, Pepe y Javier decidieron explorar nuevos mundos en solitario. Son muchos sus fans que todavía hoy ansían el regreso de la mítica banda.

Fue en 1992 cuando el sueño de estos barbanzanos empezó a tomar forma. Toñito de Poi llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de crear un grupo musical y decidió llamar a la puerta de los mejores: «Convencín a Avelino para que vendera o teclado que tiña e comprara unha batería e os dous empezamos a ensaiar en Poi. Logo animouse Tuchiño e chamou a Javi Maneiro para que cantara. Máis tarde incorporouse Fran Velo como baixista».

Y así nacieron los Heredeiros da Crus, un grupo cuya carrera fue meteórica. De hecho, el mismo año en el que iniciaron su andadura ya ofrecieron sus primeros conciertos multitudinarios. Y tal fue su fama que, en 1993 estaban grabando su primer trabajo discográfico, A cuadrilla de Pepa a loba . Lo que pasó a partir de entonces lo define a la perfección una frase de Toñito de Poi: «Empezamos a arrasar».

Vigo, A Coruña y una larga lista de ciudades portuguesas se rindieron a los pies de estos cinco magníficos que desde un primer momento tuvieron la suerte de ser profetas en su tierra. Dicen los que vivieron aquel bum de los Heredeiros que lo que enganchaba de ellos era el vocabulario enxebre de sus temas, con geada y seseo incluidos, y las historias de la calle que convertían en pegadizas canciones.

Pero otro factor se convirtió en decisivo para explicar su meteórica carrera: la provocación encima del escenario: «Non foi algo intencionado, o que pasa é que nós entendiamos así a música. Para dar un bo acorde, un bo sachaso como diciamos nós, críamos que había que empezar por un bo salto», explica Toñito. Pero el fundador del grupo reconoce que siempre se rindieron ante la filosofía del espectáculo: «Nós quedámonos coa influencia musical dos sesenta e dos setenta, cando os concertos eran ao límite. Dábamos todo en cada actuación, como se se tratara da primeira ou da última».

Ellos lo daban todo y el público les correspondía de la misma manera. Una legión de incondicionales seguía a los Heredeiros por toda Galicia, aunque luego llegaron escapadas a más larga distancia: Madrid, Sevilla, Londres y hasta New York. Aún así, los barbanzanos conseguían sacar tiempo para componer y encerrarse a grabar. De hecho, sacaron a la luz ocho discos.

Su sueño se estaba haciendo realidad: «Eramos uns chavales que saiamos, bebíamos, tocabamos ante milleiros de persoas e, aínda por riba, gañabamos cartos. Tiñamos todo», recuerda con cierta nostalgia Javi Maneiro.

Y a pesar de que todo era maravilloso, el sueño se truncó en el 2004. Muchas fueron las especulaciones sobre la ruptura de los Heredeiros da Cruz, pero ellos sostienen que no hay razones ocultas ni polémicas, que solo querían empezar sus carreras en solitario: «Nós seguimos sendo moi amigos, pero isto é como a vida mesma, na casa de túa nai estase moi ben pero iso non quita que haxa que saír ao mundo a explorar», argumenta Toñito de Poi.

La versión de Javi Maneiro es muy parecida: «Deixámolo máis que nada por cansazo. Hai grupos que teñen falla de carisma, pero Heredeiros tiña exceso de carisma. Levabamos moitos anos xuntos e a historia ía en decadencia».

Fran Velo fue en aquellos momentos el que más resistencia opuso a la desaparición de la banda barbanzana. El que fuera bajista del grupo trató por todos los medios de convencer a sus compañeros de viaje, pero fue imposible. De hecho, a día de hoy parece que es el que más claro tiene que nunca habrá un regreso de Heredeiros.

En el lado opuesto se encuentra Toñito de Poi, que mantiene la esperanza: «Seguimos mantendo boa relación e supoño que algún día volveremos. De momento estamos aprendendo moitísimo, cada un no seu terreo, e iso serviranos nun posible regreso».

Tampoco Javi Maneiro tiene nada claro esto del reencuentro: «Nunca se sabe, pero de momento Jabon Blue, a miña familia e o meu traballo na Frinsa acaparan todo o meu tempo. Teño claro que a curto prazo non hai posibilidade dunha volta dos Heredeiros».

Pese a las opiniones de sus colegas, Toñito está convencido de que no tendría problema para convencer a los otros tres magníficos (la banda siempre estuvo formada por cinco músicos, pero el batería cambió en diversas ocasiones), Javi, Tuchiño y Fran; para, por lo menos, una actuación puntual: «Estaría garantido un regreso na Festa da Dorna, porque lle temos moito cariño».