La regata Frinsa-Isla de Sálvora culminó con una gran fiesta en el paraje insular Todos los náuticos de la comarca acudieron al acto lúdico-deportivo
21 jun 2005 . Actualizado a las 07:00 h.La doble competición náutica que cada año patrocina Frinsa, por iniciativa de su presidente, Ramiro Carregal Rey, como son la Faro de Corrubedo y la Isla de Sálvora, culminaron, como es costumbre, con una fiesta de cierre que se celebró en el paraje que forma parte del parque nacional Islas Atlánticas, donde se dieron cita decenas de personas que pasaron un día excepcional en torno al castillo. Familiares y amigos de los regatistas así como invitados por el empresario y la organización de la prueba, salieron del puerto de Ribeira a bordo de una embarcación desde cuya cubierta pudieron seguir la competición de los veleros. Los clubes náuticos de Portosín, Ribeira, A Pobra, Rianxo e incluso Camariñas estuvieron representados, y fueron sus dirigentes, además del alcalde de Ribeira, José Luis Torres; y el propio Ramiro Carregal, quienes entregaron los trofeos a los ganadores de cada clase. Día de reflexión Coincidió que el sábado era día de reflexión, y nada mejor que hacerlo en un buen paraje natural, con excelentes alimentos, mejores vinos y muchas ganas de fiesta, porque ni siquiera faltó la música, que corrió a cargo de la cantante de A Pobra Mar Davila. Como la ocasión era única, el dirigente del náutico de Ribeira dio la enhorabuena al presidente de Frinsa por la medalla de plata de Galicia que le habían concedido unos días antes. El regidor ribeirense definió la prueba lúdico-deportiva como el rocío de Ribeira, porque, a su juicio, se parece un poco al tradicional y afamado desfile que hacen en Sevilla cargado de emoción y jolgorio. Incluso entre la afluencia de invitados había una despedida de soltera en la que un grupo de chicas se acercaron a la isla a bordo del charter que organiza Francisco Crusat, dentro de las actividades paralelas que oferta en el paquete de su preciosa casa de turismo rural Entre os ríos, situada en A Pobra. Después de una intensa jornada, muchos de los asistentes no dejaron pasar la oportunidad de recorrer los espacios más singulares de la isla de Sálvora, como la antigua aldea, la fuente que da agua buena para la fuerza y la salud, el faro... a pesar de las nerviosas gaviotas, que por encontrarse en época de cría amenazaron la cabeza de más de algún despistado que en su deambular se acercó a sus nidos. Al final, todo fueron agradecimientos a Ramiro Carregal y un hasta el año próximo.