El «brexit» visto desde Arousa Bay

J. R. Alonso de la torre REDACCIÓN / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

OSCAR VíFER

El divorcio británico se observa desde Vilagarcía con nostalgia histórica y sentimental

28 dic 2020 . Actualizado a las 21:56 h.

Al poco de acabar la Segunda Guerra Mundial, una espesa niebla cubrió el Canal de la Mancha y el periódico inglés Daily Mail tituló: «Niebla en el canal, el continente aislado». En ese titular egocentrista y orgulloso se resumen las claves de un brexit insensato y emocional que no va a traer más que problemas y en Arousa Bay tiene una vertiente sentimental y nostálgica. 

Recuerdo una entretenida conversación con Luis Viqueira, que fue químico, astrónomo y decano de los patrones de yate de Galicia. Don Luis, que había nacido en Carril en 1919, había aprendido inglés en los años 30 y se lo había enseñado Francisco Cerecedo en su academia. Su padre, Eduardo Viqueira, fue anglófilo durante la Segunda Guerra Mundial y amigo del cónsul británico en Vilagarcía. El diplomático le pidió un día un croquis de lo que podía ser una puerta para el cementerio inglés de Vilagarcía y aquel diseño es el que hoy cierra la entrada al British Cemetery de la recta de Rubiáns. Luis Viqueira me contaba una anécdota significativa: «A principios de siglo, cuando a Vilagarcía venía la escuadra inglesa, aquí ya conocíamos el whisky. Mi padre fue una vez a Madrid, entró en el famoso Lyon D'Or, pidió un whisky y nadie sabía lo que era».

Arousa y Galicia tienen una larga tradición de relaciones marítimas y culturales con Britania que empezó en la Edad del Bronce, cuando esta aleación era imprescindible para fabricar armas y otros objetos. El bronce se conseguía mezclando estaño con cobre y los principales yacimientos de estaño de Occidente estaban en las islas Británicas, en concreto, en Cornualles. El estaño británico se llevaba hacia el Mediterráneo por dos rutas. Una era continental y la otra, marítima. Navegando en cabotaje y siempre a la vista de la costa, los barcos de los britanos partían de Cornualles, bajaban por la Galia y los puertos hispanos, incluidos los arousanos de Pontecesures, Sálvora y Ons. 

El testimonio de la gamela

Cuando los romanos conquistan Inglaterra, el comercio entre el Mediterráneo y las islas Británicas a través de Galicia se intensifica. Un testimonio de aquel tiempo es la tradicional gamela, que entronca con las llamadas embarcaciones celtorromanas aparecidas en la Galia y en los lagos alpinos. La caída del imperio romano no acaba con las relaciones entre Galicia y Britania. Cuando los anglosajones llegan a las islas, muchas comunidades de monjes establecidas en eremitorios costeros huyen a Irlanda o hacia el sur, arribando a las costas del norte de Galicia y trayendo tradiciones como la de que a San Andrés de Teixido hay que ir de vivo para evitar ir de muerto o la de que San Andrés llegó a este remoto lugar de Galicia en una barca de piedra, al igual que la Virxe da Barca o Santiago Apóstol. Las relaciones entre las islas Británicas y Galicia se mantuvieron durante la Edad Media y el Renacimiento.

En un artículo publicado en La Voz de Arousa en abril de 2001, el historiador Manu Villaronga precisaba que el puerto de Carril fue uno de los primeros de Galicia en ser habilitado para el comercio exterior, ya en el año 1512, y que, desde entonces, Inglaterra fue uno de los lugares de origen o destino de sus mercancías. Detallaba Villaronga que a finales del siglo XIX, «en Carril tenían oficinas propias compañías como Pacific Steam Navigation, «Royal Mail Steam Packet Company o «Mala Real Inglesa. Existía, asimismo, un viceconsulado británico». Carril era escala de las líneas Liverpool-Barcelona, Lisboa-Londres y Liverpool-Pacífico, y contaba con una línea propia, Cardiff-Carril, a través de la que se abastecía de carbón a la fundición de Alemparte y al primer ferrocarril de Galicia (Santiago-Carril): The West Galicia Railway Company. Recordaba el historiador vilagarciano que el mismísimo Duque de Edimburgo visitó ex profeso Carril en 1882 y hasta la Guerra Civil, el comercio Vilagarcía-Inglaterra suponía el 95% de las exportaciones del puerto.

Más curiosidades de la Vilagarcía British: el día de San José de 1942, el vilagarciano Joaquín Porto Casás (1908-1996) inauguró Establecimientos El Hogar, tienda especializada en porcelana inglesa del siglo XIX: jarras de Bristol, teteras de Bristol o Copeland, perros y figuras de Stafford, fuentes y juegos de lavabo ingleses y pottery de Westburn, Wedwood, Milton y Wercester. Tenía dos agentes en Inglaterra, naturales de Vilagarcía, que trabajaban exclusivamente para él acudiendo a las subastas de Londres y Escocia a comprar piezas. 

Las timbas del Club de Regatas

Otras curiosidades inglesas: las fiestas y las timbas en el Club de Regatas cuando llegaba la Armada Inglesa en los años 30, el primer partido de fútbol en España, el estilo arquitectónico inglés de la plaza de A Peixería, el color rojo inglés que en los 90 se extendió por el mobiliario urbano de O Castriño y las plazas de España y Ravella, las visitas de buques ingleses desde 1996 (Blazer, Pursuer y Dasher o HMS Newcastle) con aguerridas tripulaciones dispuestas a derrotar al fútbol y al rugbi a los futbolistas vilagarcianos y a Los Ingleses, nuestros rugby men locales. 

Y ahora, el brexit, un divorcio político y económico sin sentido ni futuro. Cuando se disipe la niebla emocional, los británicos se darán cuenta de que son ellos, no el Continente, quienes han quedado aislados. Nos necesitan y los necesitamos desde la Edad del Bronce.