El tornado también llegó hasta Dena

M. GAGO / M. ALFONSO PONTEVEDRA, AROUSA / LA VOZ

MEAÑO

Martina Miser

«Empezaron a voar as uralitas e vin a tromba, era como nas películas», relata un operario

11 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un rastro de destrucción. Puede sonar a tópico, pero no habría otra forma de describir mejor la acción del tornado por las parroquias de Noalla y Vilalonga, en Sanxenxo, y por la de Dena, en Meaño. En su recorrido dejó miles de tejas por los suelos, destrozó casas, tiró hórreos, derribó árboles y dejó, también, numerosas historias personales.

En Forjas del Salnés, una empresa que se dedica a la construcción de bateas en Dena, no daban crédito. «Foi visto e non visto. Empezaron a voar as uralitas e, por un burato, vin o tornado. Era un culebrín, coma nas películas», explica uno de los operarios. «Os restos chegaron a máis de 200 metros», añadió Rodrigo Méndez, portavoz de la firma. Además del tejado, el viento destrozó por completo un almacén.

A varios kilómetros, en la nave de Stoneight, Juan Carballa, el administrador, lo relata así: «Caeu unha tormenta eléctrica e cortámola luz e ao entrar na oficina, sentimos un vento enorme, e xa vimos moverse os coches e voar os piñeiros». A la nave le arrancó la mitad de la cubierta.

Su historia es similar a la de Mónica Soutullo, una vecina de O Freixo, en Vilalonga, que estaba tomando un café. Describe así lo sucedido: «Púxose escuro todo o ceo, e de repente, todo volveuse roxo, porque estaban voando as tellas enriba nosa», recuerda. José Ángel García es uno de dos obreros que se refugiaron en una casa. «Empezou a soprar forte e xa comezou a voar todo. Era tan forte o vento que xa non sabíamos por onde escapar».