Las otras estrellas del programa de Calleja

Bea Costa
bea costa A ILLA/ LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Tras la emisión del domingo, sus teléfonos no pararon de sonar y hasta hubo quien les pidió un autógrafo

14 nov 2017 . Actualizado a las 10:13 h.

Es el poder de la televisión. A Petote, María, Julián y demás protatonistas del programa de Calleja no paró de sonarles el teléfono desde el domingo a las nueve y media de la noche. ¿El motivo?, su aparición en Volando Voy, que emite Cuatro. Imposible pasar desapercibidos. Uno de los programas con más audiencia de la televisión en España sobrevoló A Illa para mostrar su paisaje y como se trabaja el mejillón. Calleja no podía elegir sitio mejor.

La isla enclavada en el corazón de la ría es el puerto donde se descarga más mejillón en Galicia y allí lo recibieron con los brazos abiertos. Que se lo digan a Javi, el patrón del Cobecho, que puso su barco a disposición del equipo durante días. Y a Julián, Nelo, Natalia, Benita y María, que estuvieron dispuestos para grabar en cuanto se lo pidieron.

«Chamáronme de Albacete, do País Vasco, de Palencia, de Valladolid..., de todo canto sitio hai», comenta Julián. Y a los demás, de Suiza, de Estados Unidos... «Nas redes sociais foi trending topic», afirma una de las mariscadoras y, con semejante éxito, adiós al anonimato. Julián se quedó estupefacto cuando ayer por la mañana acudió a la comisaría de Vilagarcía a renovar el carné y le reconoció una policía y a María incluso le pidieron un autógrafo cuando ayer fue a consulta al Hospital do Salnés. Ambos sabían lo que es ponerse ante las cámaras -«este verán fartámonos de facer programas de televisión», cuenta la mariscadora-, pero nunca hubieran imaginado que la tele fuera a hacerlos famosos por un día. Y mucho menos Benita, que a sus 78 años se vio metida en esta aventura. Más que hubiera. Cuando les preguntamos si repetirían la experiencia, ella no lo duda. «Siiiiii», responde con esa voz dulce y cantarina que enamoró a Calleja y compañía. Sobre todo, si la vuelven a llevar en helicóptero, sin duda, lo mejor de su paso por la tele.

No todos se quedaron con tan buen sabor de boca. María y Natalia están un poco decepcionadas porque, después de una jornada entera de grabación, de lo que a ellas más le interesaba hablar, del problema del furtivismo de bañador, casi ni se mencionó «e para nós era moi importante».

Por lo demás, la impresión general es que el programa quedó muy bien y ofreció una excelente imagen de A Illa y de la industria que mueve el llamado oro negro de las rías: el producto, la bioconstrucción, la investigación y la tecnología. «Foi unha promoción impresionante. A min chamoume un amigo para dicirme que vai valer máis A Illa que A Toxa», cuenta Petote. El paraíso arousano empieza a ser codiciado por muchos. De ser hace tres décadas un pueblo al que solo se podía acceder en barco pasó este verano a albergar diecinueve mil coches en un solo día. «Que veña a xente, pero despacito, como di a canción», dicen.

La impresión que tienen nuestros interlocutores es que A Illa también conquistó a Calleja, que pese a ser hombre de secano, se siente cómodo junto al mar y en lugares pequeños donde todo el mundo se conoce. «É moi paisano, vese que é dunha aldea de León», comenta Julián.

El bateeiro tuvo una notable presencia en el programa. Tan pronto cocinaba con Pepe Solla, como hablaba sobre la anatomía del bivalvo, como acompañaba al presentador en una batea, y fue allí, sobre una batea, donde surgió una de esas anécdotas que no salen a relucir en pantalla. Alex González, el actor, desapareció entre las cuerdas del mejillón cuando buceaba junto a Calleja. En un momento de la inmersión se le perdió el contacto; dónde está Alex, se preguntaron todos, pero la incertidumbre duró poco porque la estrella acabó asomando a la superficie.

Alex González estuvo este verano en A Illa para grabar la serie Vivir sin permiso, que protagoniza con Jose Coronado, y que, precisamente anoche, se presentó en primicia en un pase privado en A Illa. En la localidad empiezan a acostumbrarse a ver sus calles convertidas en platós, aunque todavía ha lugar para la sorpresa. «O que máis me chamou a atención foi a cantidade de xente que moven, con Calleja viñan trinta ou corenta persoas, máis as que contrataban en Galicia», relata García Mouriño. Él sí repetiría una experiencia como esta, aunque sea hablando en castellano. A ellos, como a Maneiro de Heredeiros da Crus, emplear el idioma de Cervantes les pone nerviosos. «A min doíame a barriga. Pedían naturalidade, pero saíanos o galego e había que repetir», relata María. Aunque a la hora de repetir, fue Benita la que se llevó la palma. Seis tomas se realizaron en el banco elaborado con concha de mejillón en el que se despidió el programa. Esta vez el idioma no era el problema. Es que ella querría el banco en Sualaxe, y de ahí no se apeó.